miércoles, 9 de enero de 2019

CULTIVANDO LA PACIENCIA




Hoy me animé a reflexionar junto a ustedes sobre un atributo que exige poner en acción una gran cantidad de nuestros recursos emocionales. Personalmente siento que es una de mis más grandes debilidades, les hablo de la paciencia. Este valor, que también es una virtud que poseen muchas personas no es fácil de cultivar. Para mí sigue siendo un gran desafío. Desde que tengo uso de razón no tengo un solo recuerdo de haber sido paciente, ni tampoco lo eran las personas que me rodeaban. Tal vez fue eso lo que confirmó que estaba bien así. Por ejemplo, recuerdo todavía a mis tías y mi propia madre pidiendo que de inmediato les llevara algo, si me equivocaba o tardaba era la catástrofe más grande y tenía que tragarme largos sermones de por qué había que hacer las cosas rápido y bien.

Siempre resentí eso, pero ahora que tengo hijos siento que me convertí en una persona impaciente como ellas, esperando que los demás, o sea mi esposo y mis hijos hagan las cosas como yo me imagino o reaccionando sin pensar cuando pasa algo que no puedo controlar, tratando de defenderme sin saber exactamente de qué o atacando con anticipación sin tampoco saber si en realidad es necesario hacerlo. La verdad es que  ellos me tienen mucha paciencia (irónicamente) y hasta cierto punto me entienden; pero yo estoy consciente que debo cambiar poco a poco, y es así que voy dando algunos pequeños pasos. No es para nada fácil cuando toda tu vida has sido así, pero quiero ser diferente, quiero ser mejor esposa y madre, estoy convencida que para ello debo cultivar esta virtud.

Como siempre traté de hacer una pequeña investigación, para encontrar las mejores estrategias que puedan convertirme en una persona paciente. Algo que me gustó mucho fue el consejo de reflexionar el por qué uno se siente impaciente y en estar consciente en qué situaciones; por eso me puse a pensar y me di cuenta, que mi impaciencia crece en situaciones en las que voy a contra reloj, como ser en las mañanas cuando debo ayudar a mi hijo mayor a prepararse para ir a la escuela y ¿por qué me impaciento? Porque si nos atrasamos aunque sea minutos él y su papá ya no podrán encontrar taxi, y si lo hacen se quedarán parados en un tráfico caótico, no llegarán a tiempo a clases y mi esposo a su trabajo; por eso cuando algo sale mal en nuestra rutina mañanera exploto y enloquezco. Otra situación se da cuando ya se acerca la hora de dormir y mi hijo no ha terminado sus tareas, la paciencia que podía haber tenido unas horas antes desaparece como por arte de magia y cada error que comete se convierte en una excusa para impacientarme.

No soy feliz con todo lo que describo, sé que no está bien, pero sé también que muchos de ustedes se reconocerán en esas situaciones y lo que quiero lograr con esto es demostrar que es posible y que debemos hacerlo no solo por las personas que nos rodean sino por nosotros mismos; porque no hay nada como la paz interior de haber hecho lo correcto a pesar de todo.

Pero ahora nos toca proponer, ya hicimos una reflexión sobre qué y por qué perdemos la paciencia; sabiendo esto será más fácil encontrar pequeñas soluciones, una de ellas mentalizarse que no se puede controlar todo, pero sí nuestras emociones, por eso cuando uno siente esa sensación de ir perdiendo la poca paciencia que tiene, mejor respirar profundo y si esto no funciona, alejarse por un momento de la escena, es preferible perder unos minutos que crear un ambiente negativo con nuestros seres queridos; la meditación y los mantras también son ejercicios que ayudan a tranquilizar la mente y poder controlar nuestras emociones.  Otro aspecto fundamental es aceptar lo que nos pase sea  bueno o malo, al aceptarlo podremos afrontarlo de mejor manera. Pienso que lo importante es tener unos segundos para pensar ¿por qué voy a reaccionar mal? Y ¿qué consecuencias puede haber por esta reacción? Si nos damos tiempo para hacerlo estoy segura que será más difícil impacientarnos.

Como dije antes no es para nada sencillo, aunque lo parezca; desde hace unas semanas voy intentándolo, como en todo llevo días buenos y otros no tanto. Otro consejo sabio también es rodearnos de personas positivas, pacientes y verlas interactuar con otros, esto nos inspirará para ser como ellas, ver de forma real los beneficios de cultivar esta virtud.

No obstante, como en todo no existe una receta ideal, un modo o una estrategia que sirva para todos los casos; cada uno debe ir encontrando su propio camino, para ello la tecnología nos brinda un sinfín de información, solo debemos ser críticos al buscarla aplicando lo que nos venga mejor. Por ahora yo sigo en esa búsqueda, pero con la convicción de que voy a lograrlo, tengo que hacerlo porque quiero que mis hijos sean pacientes, pero si no tienen un ejemplo en mí les costará mucho más. Ya di algunos pasos, y seguiré mejorando, ahora les toca ustedes buscar la mejor forma de cultivar la paciencia en sus vidas, vale la pena.


jueves, 15 de marzo de 2018

El efecto positivo de la música en nuestra vida



“La música es la banda sonora de la vida” Dick Clark; concuerdo completamente con este presentador reconocido en el mundo, para mí la vida sin música no sería la que es, me declaro una melómana empedernida, es decir que si tengo una adicción es a la música. Desde que tengo uso de razón mi vida ha estado envuelta de esta maravillosa creación del hombre, desde los boleros y baladas que mi tía Margarita ponía a todo volumen cuando arreglaba la casa, hasta la nueva trova de mi tío Willy; poco a poco fui creciendo y descubriendo los géneros que me gustaban y los que disfruto como el rock, el jazz, la nueva trova y muchos más, primero solo en las radios para luego recién disfrutarlos en casettes y luego en discos compactos.

Cada momento feliz y triste de mi vida tiene de fondo la música, como cuando estaba enamorada por primera vez, mis desilusiones, mi matrimonio, cuando estaba a punto de dar a luz a mis dos hijos, o mis días más tristes, y espero que cuando muera también; como en una película cada momento tiene su propia banda sonora que va desde “It is love” de  Whitesnake hasta “Time” de Alan Parsons Project, así como “Georgia on my mind” de Ray Charles, “Si tú me miras” de Alejandro Saenz, “Ojalá” de Silvio Rodríguez, o las canciones de las bandas bolivianas Octavia y Efecto Mandarina.

Pero ¿cuál será la influencia de la música en la vida de los seres humanos? la ciencia ha ido descubriendo que es cierto eso que sólo intuíamos los melómanos, la música afecta, en la mayoría de los casos, positivamente en nuestra vida no solo causándonos placer cuando la oímos o creamos, sino los estudios están demostrando que sus frutos son muchísimos más diversos y ricos. Por ejemplo, en una investigación de la Universidad Northwester (EE UU) se ha descubierto que gracias a la formación musical, en niños pequeños, se ha conseguido un vocabulario más desarrollado, mayor concentración y otros aspectos de la comunicación humana, por tanto aporta de sobremanera en el desarrollo cognitivo humano y en el estímulo de nuestra inteligencia.

No obstante no se quedan ahí sus beneficios, según la Universidad Caledoniana de Glasgow, “recetar” música parece ser que logra disminuir dolores físicos y emocionales, acelerando la  recuperación de las personas que están enfermas.  Cuando estuve cinco días hospitalizada este año, si no hubiera sido la música que tenía en el celular y la que compartía con nosotros un joven residente no hubiera aguantado todo ese tiempo. Me imaginaba que las salas en todos los centros médicos serían mucho más agradables con dulces ritmos en sus parlantes, pues según la misma investigación se reduciría el estrés, el insomnio, la depresión, calmando el dolor y mejorando la inmunidad. Así corrobora otro análisis, esta vez del Instituto de Investigación del Cáncer del Reino Unido que anunció los resultados de una investigación que lleva a cabo desde 2002 que demuestran que las técnicas de relajación en las que se emplean melodías pueden reducir hasta el treinta por ciento los dolores y las náuseas derivadas de la quimioterapia en tratamientos contra el cáncer de mama.

Con todos estos respaldos científicos podemos afirmar que el poder de la música no solo influye en nuestro estado emocional, como cuando estamos tristes y una melodía alegre puede animarnos, o una melodía que nos traiga recuerdos pueda tornarnos nostálgicos o tristes sino que también su impacto a nivel neurológico, físico y emocional, puede considerarse como una herramienta más dentro del desarrollo del ser humano.



Por tanto como afirmó Bono el vocalista de la banda inglesa U2 “La música puede cambiar el mundo porque puede cambiar a las personas”, gracias a esta forma del arte las personas pueden llegar a ser más felices y por tanto compartir esa alegría con los demás, pues la música como cualquier tipo de disciplina artística promueve la expresión de las personas, cambia estados de ánimos y por tanto contribuye a que seamos mejores seres humanos más empáticos y solidarios con los demás pues como afirma el cantautor estadounidense Jason Mraz “la música es un arma en la guerra contra la infelicidad”.

El Arte forma seres humanos más felices



Esta semana quiero considerar un tema que me estuvo preocupando desde el año pasado, pero que recién ahora puedo reflexionar junto a ustedes. Mi hijo se cambió de colegio y el nuevo establecimiento si bien tiene un alto nivel académico, me parece personalmente, que no le da la suficiente importancia al arte; sin embargo creo que muy pocas o casi ninguna unidad educativa lo hace, porque la mayoría de las autoridades educativas de nuestro país no creen que el arte tenga mayores beneficios para la educación.



En contra posición a estas creencias, estudios científicos han demostrado que en realidad el arte contribuye de diferentes maneras al proceso de enseñanza aprendizaje por lo que su importancia dentro del currículo formal debería ser revisada. El primer argumento para demostrar los beneficios de esta actividad es que a través de los sentidos tiene lugar el aprendizaje, una teoría propuesta por reconocidos pedagogos, María Montessori proponía por ejemplo facilitar el aprendizaje a través de material de la vida sensorial que se constituye- según ella- en mucho más que simplemente materiales de enseñanza y que serían cruciales para una educación integral para los alumnos.



Otros argumentos afirman que a través del arte en todas sus ramas: la música, la pintura, la creación literaria, la actuación y otras manifestaciones se puede contribuir al desarrollo de la concentración, del lenguaje hablado y escrito, de habilidades motoras, de la expresión interior y lo más importante de la creatividad. Aquí nos preguntaremos ¿por qué es importante promover la creatividad en nuestras vidas? La respuesta es que a través de esta virtud los seres humanos podemos convertirnos de consumidores pasivos a constructores activos, creadores de ideas, innovaciones, planteamientos de diferente tipo; también nos ayuda a encontrar nuevas y mejores soluciones a diferentes problemas que encontramos en el cotidiano vivir. Nos proporciona además una visión mucho más amplia y distinta de la sociedad y nos permite mantenernos abiertos a nuevas ideas y corrientes.



Entonces la creatividad es una herramienta, virtud o habilidad que servirá en todos los ámbitos de la vida de nuestros hijos, incluidas las ciencias exactas, aquí recuerdo cuando mi sobrino dando un examen de matemáticas encontró otra forma de llegar a un resultado en una operación aritmética y su profesor calificó como incorrecta la respuesta porque no usó el razonamiento enseñado en clase y más bien él creó uno nuevo, esto me lleva a preguntarme ¿qué estamos enseñando a los niños y jóvenes entonces? ¿A repetir lo que un adulto les enseña? ¿A no pensar por sí mismos? Lamentablemente esto pasa si nos concentramos solamente en métodos expositivos y repetitivos en el proceso de enseñanza.



Una falencia que me animo afirmar es que existe en la mayoría de los centros educativos una metodología repetitiva y poco creativa se da en las materias de música y arte que son las únicas reconocidas formalmente, ¿por qué hago esta afirmación?, pues porque desde mi experiencia sé que los profesores de dibujo, muchas veces son los primeros en decirle al alumno que dibuja mal, lo que lleva a dejar de hacerlo y para cumplir con los trabajos pide a alguien que se los haga, lo que no contribuye en nada a tu formación; en la materia de música simplemente se enseña a cantar los himnos, alguna que otra canción y en algunos casos algún baile para el festival de fin de año.  En estos procesos ¿cuánto de creatividad se puede encontrar? si en estas materias que se constituyen en los pocos espacios de motivación a la creatividad no se cumple con este objetivo ¿dónde podrá perfeccionar su potencial creador innato el niño o joven?  Parece ser que en las escuelas no, a no ser que por una suerte cósmica se encuentren con un maestro de estas materias o de otras que crea fervientemente en el potencial de sus alumnos y a través de la curiosidad innata de los más jóvenes pueda cultivar la creatividad en ellos.



No obstante como padres tampoco podemos deslindar nuestra responsabilidad, pues somos los primeros maestros para nuestros hijos por tanto actividades tan simples como enseñarles a cantar desde pequeños, hacerles escuchar todo tipo de música, especialmente la clásica, motivando a que toquen un instrumento; dibujando y escribiendo con ellos y principalmente dejándoles expresarse a través de estos medios estaremos contribuyendo a su formación integral que repercutirá en su felicidad futura. Quiero aclarar que no pienso que se trate de formar artistas profesionales, sino de hacer del arte parte de la vida de cada niño y joven, de lograr que la sepan apreciar en sus distintas disciplinas artísticas, ya que las inclinaciones de cada uno definirán si se dedican al arte o no.



Entonces, a pesar de los cambios que se han presentado a través de leyes educativas en nuestro país parece ser que todavía las artes son las materias menos apreciadas tanto por autoridades, como por los maestros, alumnos e incluso padres de familia. Sin embargo, para los que creemos en los beneficios que puede aportar en la formación de mejores seres humanos nos toca buscar espacios dentro del hogar o fuera para promover la vocación artística de los hijos, puesto que en la vida no significa necesariamente un éxito el culminar una carrera universitaria que le rinda económicamente, sino encontrar una pasión de vida que le haga feliz.

Celebrando la vida sobre la muerte



En este cambio de mes de octubre a noviembre en el que se celebran fiestas como Halloween, el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, me parecen muchas fiestas para la muerte y está muy bien para los que quieran hacerlo, mi madre y mi hermano mayor por ejemplo cada año preparan una pequeña mesa para recibir el alma de mis abuelos y todos los familiares que nos dejaron; en cambio mi hijo cada año se ilusiona con disfrazarse para ir a una fiesta en Halloween. Estas tradiciones, especialmente las que esperan a las almas de los seres queridos, entendemos sirven para cerrar los procesos de duelo que viven las personas que perdieron un familiar, además que se constituyen en formas de recordarlos siempre.



Por todo esto, si me dieran a elegir preferiría nuestras propias tradiciones porque tienen un sentido espiritual más profundo; sin embargo en mi búsqueda semanal sobre la temática de la que reflexionaré en cada artículo encontré un texto, atribuido al Papa Francisco que me pareció inspirador para meditar a cerca de este tema. Lo copio en toda su extensión: “El ser humano es extraño… Se pelea con los vivos y lleva flores para los muertos. Lanza a los vivos a la calle y pide un “buen lugar para los muertos”´. Se aparta de los vivos y se mira desesperado cuando éstos mueren. Queda años sin conversar con un vivo y se disculpa y hace homenajes cuando éste muere. No tiene tiempo para visitar al vivo, más tiene todo el día para ir al velorio del muerto. Critica, habla mal, ofende al vivo, más lo santifica cuando este muere. No le hace caso, no abraza, no le importan los vivos, más se autoflagela cuando éstos mueren...” .“A los ojos ciegos del hombre, increíblemente el valor del ser humano está en su muerte y no en su vida.” “¡Sería bueno que repensáramos esto, mientras estamos vivos!”.



Como se puede ver muchas veces damos demasiada importancia a la muerte  y por sentada  la vida, al leer el texto vinieron a mi mente historias como la de un padre que tuvo que fingir su muerte para reunir a sus hijos; ¿por qué solo este tipo de acontecimientos trágicos llegan a unir a todos los que están lejos? No sería mejor reunirnos para un cumpleaños, para la Navidad o por ninguna razón en especial; qué tan difícil es brindar tiempo, atención y cariño a los vivos, porque como yo lo veo cuando nuestros seres queridos se van de este mundo, aunque vayamos todos los días al cementerio ya no lo disfrutarán.



¿Cuál es la mágica importancia que le da la muerte a un ser humano? Personalmente pienso que solo puede ser la culpa que sentimos los vivos por no haber hecho más por ellos cuando estuvieron junto a nosotros y eso lo digo desde mi propia experiencia, ya pasaron más de diez años de la muerte de mi abuelo y todavía no me he perdonado el no despedirme de él cuando todavía estaba vivo, ¿por qué? Por trabajo, pueden creer que puse primero una responsabilidad tan mundana por encima del hombre que fue más que un padre para mí, que me cuidó, me dio cariño y me dio historias que contar. Todavía lo sueño vivo a mi lado, con la esperanza de poder disfrutar de nuevo de su compañía; pero nada cambiará su muerte ni siquiera mi deseo más profundo.



En conclusión, a pesar de que la muerte es el final lógico de la vida y que para conmemorar a los que ya nos dejaron celebramos ciertos ritos y fiestas, pienso que en estas fechas, y siempre, lo más importante es celebrar la vida, amar plena y profundamente sin guardarnos nada, decir te quiero, te amo, te extraño y te necesito hoy a nuestros seres queridos, brindar un abrazo, un beso, una caricia, un apapacho a la familia e incluso a alguien que simplemente lo necesite, obsequiar sonrisas, consuelo y perdón a los que están alejados porque la vida es tan frágil y efímera que no vale la pena gastarla en odios, desprecios, celos, envidias o egoísmos.



Hoy entreguemos todo a nuestros vivos porque cuando sean muertos no valdrá lo mismo lo que podamos brindarles, vivamos plenamente el presente para crear hermosos recuerdos que nos servirán en nuestro proceso de duelo y resignación cuando alguien que amemos muera, es la mejor forma de celebrar la vida por encima de la muerte.

Los peligros del mal uso de las Redes Sociales



Las redes sociales se han convertido en una parte importante de nuestro diario vivir y especialmente en la vida de los adolescentes y los jóvenes porque como los han nombrado son los “nativos digitales”, es decir que nacieron en esta época digital, por tanto las manejan y consumen de manera natural y en muchos casos compulsivamente. En estas redes los jóvenes y los que no somos tan jóvenes pasamos gran parte de nuestro tiempo gracias a que no solo las encontramos en las computadoras sino también en los teléfonos celulares; en estos espacios se puede interactuar socialmente, compartir intereses como música y películas, aunque también pueden usarse para la coordinación de trabajos escolares y otros usos.

Sin embargo, los más jóvenes también están expuestos a diversos peligros, el primero es el mal uso que pueden dar a estos espacios porque no conocen nociones básicas de seguridad que las mismas redes ofrecen, o por publicar demasiada información personal e íntima, aceptar a personas desconocidas como amigos, informar sobre cada actividad que realizan diariamente, dejarse influenciar por amigos, entre estos peligros también existen algunos juegos o desafíos que si bien no nacen en estos espacios virtuales son los mejores medios y se hacen virales, expandiendo su daño a todos aquellos que descuidadamente decidan entrar en el juego.

Tal vez el más conocido en Latinoamérica fue el de la Ballena Azul, ese macabro juego en el que invitaban a los jóvenes  a ser parte de un grupo cerrado, ahí les iban imponiendo cincuenta retos empezando por dibujar una ballena, luego dibujar la misma con una navaja en sus cuerpos y el reto final dejarse caer desde un edificio. Pero este juego no fue, ni es un fenómeno aislado existen muchos más, como los retos en los que los jóvenes van etiquetando a amigos a quienes desafían para cumplirlos y claro para probarlo deben subir un video haciéndolo; entre los más populares están el de patinar por fuera en trenes en movimiento; de golpear a alguien en la calle y noquearlo; otros como el ahorcarse  hasta perder el conocimiento, echarse vodka al ojo,  ponerse un condón en la cabeza hasta asfixiarse al hacerlo. El último que reportan los medios es el “Reto de las 48 Horas” que incita a los jóvenes a perderse de su casa durante ese tiempo, así conseguir que los familiares se preocupen y anuncien su desaparición por las mismas redes.

Uno que me llamó mucho mi atención estaba dirigido a niñas pequeñas porque ofrecía la forma de convertirlas en hadas; era una indicación de despertar en un horario en el que toda la familia durmiera, decir unas palabras mágicas, dirigirse a la cocina y abrir las hornillas de gas sin encenderlas, de esta forma el gas mágico las convertiría en hadas al día siguiente. Imagínense la cabeza de una niña que cree todavía en las hadas, seguro lo haría sin dudarlo.

Estos son tan solo unos ejemplos de lo que se puede encontrar en las redes y podríamos preguntarnos ¿por qué lo hacen los jóvenes? Pues definitivamente porque estos juegos han sido pensados para llegar a lo más vulnerable que tienen los adolescentes, por ejemplo la creencia de que realizar estas acciones no tendrá consecuencias demasiado peligrosas ni a largo plazo, pero también a la preocupación de ser aceptados, como parte de un grupo, de sentirse importantes y libres, de ser alguien y demostrar que pueden  hacerlo; emociones y sensaciones que posiblemente no consiguen dentro de su hogar o la escuela.

Es por estas razones que los padres además de conocer las actividades de los hijos en la Red  de Internet, también somos responsables de brindarles espacios donde sean escuchados, se sientan seguros y aceptados como son, puedan construir a través de nuestro apoyo y cariño poco a poco su propia identidad, conozcan la libertad con límites claros, fortaleciendo una autoestima saludable a través de la cual se cuiden a sí mismos y respeten a los demás.

Estos y muchos otros peligros seguirán circulando por este tipo de espacios porque su característica es la virtualidad, es decir la web es un lugar donde uno puede aparentar ser cualquier cosa y las intenciones u objetivos de cada acción no siempre son lo que dicen ser, por tanto ¿cómo podemos proteger a nuestros hijos? Principalmente actualizarnos continuamente en el ámbito tecnológico; delimitar el consumo de estos espacios, promover otro tipo de actividades, como el deporte o el arte; estar atentos a cualquier cambio emocional, de actitud o incluso en el aprovechamiento escolar y si encontramos algún indicio de éstos y no sabemos cómo manejar esta situación, buscar apoyo profesional.

Algo muy interesante es que la misma Internet nos puede brindar ayuda a través de aplicaciones de control parental, buscando encontré varias que ofrecen muy buenas alternativas que le dan a los progenitores la oportunidad de controlar lo que consumen sus hijos y definir por cuanto tiempo podrán navegar en la web, entre ellas las más interesantes y que tienen una opción muy completa y gratuita son: Parenty Control, Qustodio, Norton Family que ofrecen consultar el historial de navegación, restringir páginas y aplicaciones además de definir horarios de acceso a las redes sociales. Como estas, deben existir muchas más para los que estén interesados, en nuestras manos se encuentra la salud física y emocional de los hijos; no esperemos a que los problemas vayan creciendo hasta convertirse en irreversibles.

Finalmente los valores que nosotros enseñemos a nuestros pequeños, especialmente con el ejemplo serán las armas más poderosas que tendrán en sus manos a la hora de decidir, participar o no en estos juegos y ni siquiera la presión social de sus compañeros, vulnerarán su decisión porque estarán tan seguros de sí mismos que no les importará lo que les digan, pues los cimientos de los valores los protegerán, formando así un ser humano que tenga criterio propio, que esté consciente de lo que es correcto o no y por tanto vivirá una vida plena y feliz.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Vivir una vida equilibrada



Les ha pasado alguna vez ¿sentirse totalmente abrumados por las responsabilidades que tienen en su trabajo; sentir que el estrés los sobrepasa al punto de afectarlos físicamente; y que no podrás cumplir con las fechas de entrega, que no estás capacitado para asumir todas las labores que te encomendaron?

Se han dado cuenta que, en la actualidad, en las solicitudes de personal un requisito para acceder a un número creciente de cargos es tener la capacidad de trabajar bajo presión ¿qué quiere decir esto? Encontré esta definición de la Universidad EAFIT Colombia: “…Trabajar bajo presión puede entenderse como la competencia de trabajar bajo condiciones adversas, de tiempo o de sobrecarga de tareas, manteniendo la eficiencia”.

A estos datos se suman el creciente número de personas en todo el mundo que mueren debido a una sobrecarga de horas laborales, la noticia más reciente fue la de una joven periodista japonesa de la cadena de noticias NHK que murió después de trabajar varias horas extras y solo tomar dos días de descanso en un mes. Su muerte fue debido a una “insuficiencia cardiaca congestiva” una de las varias enfermedades que se describen como consecuencia de trabajar más de 50 horas al mes; según la noticia ella lo había hecho 159 horas en un mes.

Todo esto nos da la base para poder reflexionar sobre este tema que cada día se va haciendo más común no solo en países del Norte o Europa sino en nuestras ciudades. En mi experiencia, si bien no pasé por lo que pasó la periodista de la noticia, también tuve presión en la entrega de trabajos para una fecha específica; pues no me dieron el tiempo necesario para su realización; también experimenté el estrés de querer que las actividades, fuera de horarios de trabajo, terminen  pronto para poder ir a casa con mi familia y por supuesto que mi trabajo sea sobresaliente siempre. Probablemente como madre la ansiedad de volver a casa pronto será normal, pero me imagino que para los varones también es una preocupación tener que estar trabajando en un horario en el que deberían estar disfrutando con sus familias.

Es cierto que la competitividad y la falta de fuentes de trabajo influyen para que no nos pongamos a pensar por qué las instituciones necesitan que sus empleados tengan la capacidad de trabajar bajo presión, ¿es que acaso los objetivos institucionales, metas y acciones o actividades no han sido planificadas con anterioridad para que no se deba correr a contra reloj? Así no tener que presionar a sus colaboradores a trabajar en situaciones adversas para lo que necesitará hacerlo en horas extras ni que realicen trabajo en menos tiempo del necesario.

Pero lo más importante es ¿por qué nosotros aceptamos esta situación, dejamos que nos presionen y nos exijan más de lo que es posible, por qué dejamos que el trabajo se convierta en un ámbito de nuestra vida más importante que nuestra familia? Probablemente por estas razones los “millennials” (generación que nació entre 1980 al 2000) prefieren avocarse casi completamente a su desarrollo profesional y con lo que ganen dedicarse a viajar y disfrutar de la vida, es un  planteamiento de estilo de vida válido; sin embargo quedan las preguntas ¿Qué pasa con el ámbito familiar? ¿Qué pasará cuando hayan envejecido, sean despedidos, se enfermen y no puedan trabajar, o cuando se les termine el dinero ganado con tanto esfuerzo? ¿Quién estará allí para apoyarlos, consolarlos, acompañarlos si no han desarrollado y fortalecido su familia?

Lo importante de vivir una vida equilibrada es justamente, encontrar un equilibrio y eso significa que como seres humanos debemos desarrollar de manera equivalente todos los ámbitos de nuestra vida: familiar, profesional, social, física, etc. Porque si nos concentramos en una sola lo que lograremos serán síntomas como la depresión, frustración, estrés y otros; pasa por ejemplo, cuando una madre de familia solo desarrolla su ámbito familiar y deja a un lado el profesional; cuando sus hijos crecen y se van de la casa siente que su vida ha terminado y una mujer que sacrifica su vida familiar por su trabajo tampoco es bueno.

En conclusión pienso que no debemos ver el trabajo como el fin último de nuestra vida, la felicidad debe serlo y para conseguirla todos los ámbitos deben estar equilibradamente desarrollados de manera que seamos los mejores en el trabajo, pero también seamos los mejores padres de familia, hermanos, hijos en cada familia, tengamos buenos amigos y así conseguiremos desarrollarnos como seres humanos felices que buscan la felicidad de los demás.


Las mujeres merecemos ser felices




Una niña en cualquier pueblito alejado ve cómo su madre se ha ido consumiendo por el trabajo en la tierra, el cuidado de su casa, de sus hermanos y cuando piensa en su futuro se le ocurre que éste es el único que le espera. En una ciudad otra pequeña ve a su madre joven concentrada en su trabajo sin tiempo para compartir con ella, casi no la conoce ni se interesa por sus problemas o sus sueños, pero le compra todo lo que desea, el futuro para ella tampoco es alentador.

Estas dos situaciones diametralmente opuestas si bien son extremos no están lejos de ser realidades que se viven actualmente en muchos países latinoamericanos y en este mes, que se recuerda el Día de la Mujer Boliviana y el Día Internacional de la Niña me puse a reflexionar sobre cuáles son las circunstancias determinantes para que una niña que luego se convertirá en una mujer alcance la felicidad.

Coincidirán conmigo que son muchas las circunstancias que atraviesa una mujer en el curso de su vida, desde el lugar donde nace, la familia en la que se cría o la ausencia de ella, el tipo de educación que recibe, las personas con las que se relaciona y lo que espera ella de su futuro. Sin embargo pienso que existe un factor trascendental en la vida de toda persona, pero estoy segura que mucho más en las mujeres y es “la autoestima”.

Ustedes se preguntarán ¿por qué especialmente en la vida de las mujeres? Porque a las mujeres en toda la historia nos han tocado circunstancias muchas más adversas para desarrollarnos, por ejemplo: desde hace unas décadas atrás no se tomaba en cuenta nuestra voz, no teníamos acceso pleno a la educación, ni a las oportunidades para un desarrollo integral. Hoy todavía nos quedan más desafíos, a pesar de los grandes avances que las sociedades en el mundo han dado en el restablecimiento de los derechos de las mujeres.

Por lo que para afrontar estos retos, la autoestima se convierte en un factor que puede marcar la diferencia, es una herramienta fundamental en el camino hacia su realización, es la base para desarrollar una personalidad y carácter fuertes, estables y congruentes que les permitan superar los obstáculos que se les presentarán en la vida.

Imaginemos nuevamente estas dos circunstancias: la misma niña que describí antes, que vive en un pueblito alejado, y a pesar de su realidad tiene una maestra que la ha estimulado en el aula  demostrándole que es única, valiosa e inteligente; ella entonces irá recuperando su autoestima y afrontando con más confianza en sí misma su realidad al creer en ella, por tanto su visión de futuro cambiará positivamente. De la misma forma la niña de la ciudad si tiene la suerte de toparse con una prima, tía, abuela o maestra que fortalezca su autoestima, a pesar de la realidad que vive con su madre, podrá entender que la aman y que tiene todo el derecho de ser amada y por tanto merece todo lo bueno, desde crecer en su desarrollo intelectual sin dejar de lado su vida familiar.

En estas postales de vida observamos la importancia de valorarnos, de amarnos y aceptarnos como somos para afrontar cualquier realidad que nos toque vivir, conociendo críticamente nuestras debilidades, defectos, así como virtudes y fortalezas; siendo mujeres esto significará que la confianza en nosotras mismas contribuirá a superar los obstáculos que todavía encontramos en la sociedad; desde sufrir violencia doméstica a manos de nuestras parejas, tener que dejar el desarrollo educativo o profesional por la maternidad; no ser evaluadas objetivamente en las capacidades profesionales adquiridas en comparación a las de un hombre, por tanto no ganar el mismo sueldo que un colega varón, no poder viajar solas por la inseguridad que esto conlleva y así podríamos seguir llenando páginas.

Si formamos niñas, que luego se convertirán en mujeres con una autoestima alta lograremos que estén seguras de sí mismas, que encuentren soluciones a los problemas que se les presenten y que tengan una mirada  positiva frente a cualquier circunstancia; que la confianza en ellas las impulsen a luchar y conseguir sus sueños; que si cometen errores en su vida no se hundan, sino que aprendan de sus experiencias, que tengan capacidad de tomar decisiones en cualquier ámbito; por tanto sean persistentes y nunca se den por vencidas, porque tendrán la seguridad de alcanzar cada una de sus metas, esto las convertirá en seres felices que tengan la capacidad de ver lo bueno en los demás, en el mundo que las rodea y ayudarán a encontrar ese mismo bienestar a los demás y así trasmitiendo todo esto a sus hijos: hombres y mujeres. Por tanto poco a poco se formarán generaciones de seres humanos felices y plenos que busquen el bienestar común, todo a partir de motivar a que las mujeres tengan una mejor “autoestima” para hacerlas felices, ya que se lo merecen plenamente.