En un taller para padres de
familia mi esposo escuchó decir que es una pena que nuestros hijos no puedan
disfrutar los juegos que nosotros jugábamos en nuestro tiempo libre,
especialmente los que disfrutábamos en la calle con amigos del barrio, comentaban
también que ahora los pequeños se quedan encerrados en las casas jugando juegos
en la computadora o en las consolas.
Eso me hizo recordar mi niñez y
es cierto que jugaba más al aire libre, porque en casa de mi abuelo teníamos un
hermoso patio amplio en el que podíamos jugar a lo que se nos ocurriera, por
ejemplo a la búsqueda de tesoros desenterrando pequeños pedazos de vidrio de
las paredes de adobe o a las comiditas cocinando con lodo en ollas y cocinas de
barro que habíamos comprado en las pasadas Alasitas o simplemente manejando
nuestros triciclos. Ahora veo que mi hijo que en su tiempo libre prefiere jugar
juegos en play station o ver la televisión, claro que lamentablemente no
tenemos un espacio al aire libre porque vivimos en un departamento, pero no sé
si lo tuviéramos a él le gustaría salir.
Por todo esto les propongo esta
semana reflexionar sobre el tiempo libre de nuestros hijos y cómo deberíamos
inmiscuirnos como padres. Personalmente me preocupa cuando veo a mi hijo
aburrido o enajenado frente a la televisión o al play station, pero debo
admitir también que muchas veces tampoco le doy otras opciones para ocupar ese
tiempo. En mis expectativas más altas me gustaría verle leyendo o dibujando,
tal vez haciendo alguna manualidad, o practicando algún deporte, pero estoy
consciente que si quiero que estas actividades se conviertan en hábitos debo
encontrar estrategias muy creativas para contagiarlo.
Leyendo sobre este tema encontré
consejos muy interesantes, pero también definiciones importantes, primero que
si bien el tiempo libre en los días de escuela, así como en vacaciones pueden
ser una gran oportunidad para que los niños aprendan y potencien sus
habilidades es fundamental estar conscientes que tiene que ser un tiempo de
diversión y esparcimiento, porque es el momento en el que deben encontrar un
descanso de los deberes de la escuela; por lo que todo que propongamos a pesar
de que pueda ser educativo, ante todo deber ser divertido.
El segundo aspecto, que me pareció vital, es que
cualquier actividad que deseemos que realicen nuestros hijos debe contar con
nuestra participación y guía como padres, porque sólo así conseguiremos
convertirlos en hábitos saludables, por ejemplo salir a caminar o hacer
cualquier actividad física o deporte, leer o dibujar juntos, hacer
manualidades, jardinería o simplemente bailar y cantar juntos, también
aficiones como coleccionar estampillas u otros objetos puede convertirse en una
linda actividad con los pequeños, igual los juegos de mesa que ahora son
colaborativos. El tercer punto es respetar su libertad, es decir que si bien podemos
sugerir las actividades ellos deberían elegir qué hacer.
Con estos tres conceptos claros
será mucho más fácil poder proponer actividades a nuestros hijos cuando nos
digan que están aburridos y no saben qué hacer. Reflexionando me parece que
sería ideal poder enseñarles los juegos que nosotros jugábamos, pero esto no
quiere decir que nos quedemos solo en eso, dejemos que ellos también nos
enseñen a jugar los videojuegos, los juegos de las consolas, o los que se
puedan encontrar en Internet. Esta es una muy buena excusa para ir conociendo
los gustos e intereses de nuestros hijos, por ejemplo yo juego peleítas con mi
hijo en su play station y soy tan buena que les gano a él y a su papá. Pienso
que es importante compartir estos momentos porque así iremos creando un vínculo
que luego, cuando sean adolescentes, nos servirá para que ellos tengan la
suficiente confianza para compartir con nosotros sus preocupaciones, sus sueños
y también sus tristezas.
En conclusión el tiempo libre es
un espacio de real importancia para construir un vínculo con nuestros hijos
sean de cualquier edad, pero empezar desde pequeños compartiendo con ellos es
ideal, por eso no esperemos las próximas vacaciones sino cualquier tiempo libre
que se dé incluso en días de la semana para empezar a crear o reforzar hábitos
que luego se traducirán en estilos de vida saludables, por ejemplo si
acostumbramos a una media hora diaria de actividad física, cuando sean mayores será muy fácil
para ellos ejercitarse y disfrutar de todos los beneficios que esto
proporciona. Empecemos desde ahora, está en nuestras manos que nuestros hijos
no desperdicien este tiempo, especialmente en esta época en la que podemos caer
en la tentación de dejarlos por mucho
tiempo solos frente a una pantalla.
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