“La música es la banda sonora de
la vida” Dick Clark; concuerdo completamente con este presentador reconocido en
el mundo, para mí la vida sin música no sería la que es, me declaro una
melómana empedernida, es decir que si tengo una adicción es a la música. Desde
que tengo uso de razón mi vida ha estado envuelta de esta maravillosa creación
del hombre, desde los boleros y baladas que mi tía Margarita ponía a todo
volumen cuando arreglaba la casa, hasta la nueva trova de mi tío Willy; poco a
poco fui creciendo y descubriendo los géneros que me gustaban y los que disfruto
como el rock, el jazz, la nueva trova y muchos más, primero solo en las radios
para luego recién disfrutarlos en casettes y luego en discos compactos.
Cada momento feliz y triste de mi
vida tiene de fondo la música, como cuando estaba enamorada por primera vez,
mis desilusiones, mi matrimonio, cuando estaba a punto de dar a luz a mis dos
hijos, o mis días más tristes, y espero que cuando muera también; como en una
película cada momento tiene su propia banda sonora que va desde “It is love”
de Whitesnake hasta “Time” de Alan
Parsons Project, así como “Georgia on my mind” de Ray Charles, “Si tú me miras”
de Alejandro Saenz, “Ojalá” de Silvio Rodríguez, o las canciones de las bandas
bolivianas Octavia y Efecto Mandarina.
Pero ¿cuál será la influencia de
la música en la vida de los seres humanos? la ciencia ha ido descubriendo que
es cierto eso que sólo intuíamos los melómanos, la música afecta, en la mayoría
de los casos, positivamente en nuestra vida no solo causándonos placer cuando
la oímos o creamos, sino los estudios están demostrando que sus frutos son
muchísimos más diversos y ricos. Por ejemplo, en una investigación de la
Universidad Northwester (EE UU) se ha descubierto que gracias a la formación musical,
en niños pequeños, se ha conseguido un vocabulario más desarrollado, mayor
concentración y otros aspectos de la comunicación humana, por tanto aporta de
sobremanera en el desarrollo cognitivo humano y en el estímulo de nuestra
inteligencia.
No obstante no se quedan ahí sus
beneficios, según la Universidad Caledoniana de Glasgow, “recetar” música parece
ser que logra disminuir dolores físicos y emocionales, acelerando la recuperación de las personas que están enfermas.
Cuando estuve cinco días hospitalizada
este año, si no hubiera sido la música que tenía en el celular y la que
compartía con nosotros un joven residente no hubiera aguantado todo ese tiempo.
Me imaginaba que las salas en todos los centros médicos serían mucho más
agradables con dulces ritmos en sus parlantes, pues según la misma
investigación se reduciría el estrés, el insomnio, la depresión, calmando el
dolor y mejorando la inmunidad. Así corrobora otro análisis, esta vez del Instituto
de Investigación del Cáncer del Reino Unido
que anunció los resultados de una investigación que lleva a cabo
desde 2002 que demuestran que las técnicas de relajación en las que se emplean
melodías pueden reducir hasta el treinta por ciento los dolores y las náuseas
derivadas de la quimioterapia en tratamientos contra el cáncer de mama.
Con todos estos respaldos científicos podemos afirmar
que el poder de la música no solo influye en nuestro estado emocional, como
cuando estamos tristes y una melodía alegre puede animarnos, o una melodía que
nos traiga recuerdos pueda tornarnos nostálgicos o tristes sino que también su
impacto a nivel neurológico, físico y emocional, puede considerarse como una
herramienta más dentro del desarrollo del ser humano.
Por tanto como afirmó Bono el vocalista de la banda
inglesa U2 “La música puede cambiar el mundo porque puede cambiar a las
personas”, gracias a esta forma del arte las personas pueden llegar a ser más
felices y por tanto compartir esa alegría con los demás, pues la música como
cualquier tipo de disciplina artística promueve la expresión de las personas,
cambia estados de ánimos y por tanto contribuye a que seamos mejores seres
humanos más empáticos y solidarios con los demás pues como afirma el cantautor
estadounidense Jason Mraz “la música es un arma en la guerra contra la
infelicidad”.