Esta semana quiero considerar un tema que me estuvo
preocupando desde el año pasado, pero que recién ahora puedo reflexionar junto
a ustedes. Mi hijo se cambió de colegio y el nuevo establecimiento si bien
tiene un alto nivel académico, me parece personalmente, que no le da la
suficiente importancia al arte; sin embargo creo que muy pocas o casi ninguna
unidad educativa lo hace, porque la mayoría de las autoridades educativas de
nuestro país no creen que el arte tenga mayores beneficios para la educación.
En contra posición a estas creencias, estudios
científicos han demostrado que en realidad el arte contribuye de diferentes
maneras al proceso de enseñanza aprendizaje por lo que su importancia dentro del
currículo formal debería ser revisada. El primer argumento para demostrar los
beneficios de esta actividad es que a través de los sentidos tiene lugar el
aprendizaje, una teoría propuesta por reconocidos pedagogos, María Montessori proponía
por ejemplo facilitar el aprendizaje a través de material de la vida sensorial que
se constituye- según ella- en mucho más que simplemente materiales de enseñanza
y que serían cruciales para una educación integral para los alumnos.
Otros argumentos afirman que a través del arte en
todas sus ramas: la música, la pintura, la creación literaria, la actuación y
otras manifestaciones se puede contribuir al desarrollo de la concentración, del
lenguaje hablado y escrito, de habilidades motoras, de la expresión interior y
lo más importante de la creatividad. Aquí nos preguntaremos ¿por qué es
importante promover la creatividad en nuestras vidas? La respuesta es que a
través de esta virtud los seres humanos podemos convertirnos de consumidores
pasivos a constructores activos, creadores de ideas, innovaciones, planteamientos
de diferente tipo; también nos ayuda a encontrar nuevas y mejores soluciones a
diferentes problemas que encontramos en el cotidiano vivir. Nos proporciona además
una visión mucho más amplia y distinta de la sociedad y nos permite mantenernos
abiertos a nuevas ideas y corrientes.
Entonces la creatividad es una herramienta, virtud o
habilidad que servirá en todos los ámbitos de la vida de nuestros hijos, incluidas
las ciencias exactas, aquí recuerdo cuando mi sobrino dando un examen de
matemáticas encontró otra forma de llegar a un resultado en una operación
aritmética y su profesor calificó como incorrecta la respuesta porque no usó el
razonamiento enseñado en clase y más bien él creó uno nuevo, esto me lleva a
preguntarme ¿qué estamos enseñando a los niños y jóvenes entonces? ¿A repetir
lo que un adulto les enseña? ¿A no pensar por sí mismos? Lamentablemente esto
pasa si nos concentramos solamente en métodos expositivos y repetitivos en el
proceso de enseñanza.
Una falencia que me animo afirmar es que existe en la
mayoría de los centros educativos una metodología repetitiva y poco creativa se
da en las materias de música y arte que son las únicas reconocidas formalmente,
¿por qué hago esta afirmación?, pues porque desde mi experiencia sé que los
profesores de dibujo, muchas veces son los primeros en decirle al alumno que
dibuja mal, lo que lleva a dejar de hacerlo y para cumplir con los trabajos
pide a alguien que se los haga, lo que no contribuye en nada a tu formación; en
la materia de música simplemente se enseña a cantar los himnos, alguna que otra
canción y en algunos casos algún baile para el festival de fin de año. En estos procesos ¿cuánto de creatividad se
puede encontrar? si en estas materias que se constituyen en los pocos espacios
de motivación a la creatividad no se cumple con este objetivo ¿dónde podrá
perfeccionar su potencial creador innato el niño o joven? Parece ser que en las escuelas no, a no ser
que por una suerte cósmica se encuentren con un maestro de estas materias o de
otras que crea fervientemente en el potencial de sus alumnos y a través de la
curiosidad innata de los más jóvenes pueda cultivar la creatividad en ellos.
No obstante como padres tampoco podemos deslindar
nuestra responsabilidad, pues somos los primeros maestros para nuestros hijos
por tanto actividades tan simples como enseñarles a cantar desde pequeños,
hacerles escuchar todo tipo de música, especialmente la clásica, motivando a
que toquen un instrumento; dibujando y escribiendo con ellos y principalmente
dejándoles expresarse a través de estos medios estaremos contribuyendo a su
formación integral que repercutirá en su felicidad futura. Quiero aclarar que
no pienso que se trate de formar artistas profesionales, sino de hacer del arte
parte de la vida de cada niño y joven, de lograr que la sepan apreciar en sus
distintas disciplinas artísticas, ya que las inclinaciones de cada uno
definirán si se dedican al arte o no.
Entonces, a pesar de los cambios que se han
presentado a través de leyes educativas en nuestro país parece ser que todavía
las artes son las materias menos apreciadas tanto por autoridades, como por los
maestros, alumnos e incluso padres de familia. Sin embargo, para los que
creemos en los beneficios que puede aportar en la formación de mejores seres
humanos nos toca buscar espacios dentro del hogar o fuera para promover la
vocación artística de los hijos, puesto que en la vida no significa
necesariamente un éxito el culminar una carrera universitaria que le rinda
económicamente, sino encontrar una pasión de vida que le haga feliz.
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