miércoles, 1 de marzo de 2017

La Misión de las Mujeres en Tiempos de Feminicidio

Nuevamente o más bien debería decir como ya parece ser costumbre, lastimosamente, los medios nos traen noticias de feminicidios que cada vez se tornan más preocupantes, aquí en Sucre, la muerte de una mujer que se suicida tras agresiones físicas y psicológicas de su pareja, sin embargo esta es una más de la lista en todo el país, por ejemplo en Montero fue estrangulada una joven de 15 años por su enamorado de 19 y así se van repitiendo estas historias en las que las víctimas son niñas, adolescentes, madres e incluso abuelas. En contraposición a estas alarmantes noticias, el Papa Francisco en una de sus recientes homilías, esta vez en la Casa Santa Martha, afirma que la mujer tiene la misión de traer armonía al mundo.

Después de leer todas estas notas, traté de imaginarme a lo que se refería el Sumo Pontífice; especialmente pensando que la vida de las mujeres en todo el mundo no es fácil y a pesar de que parezca trillado se debe a que todavía vivimos en sociedades machistas, es cierto que se ha avanzado mucho en cuanto a los derechos de las mujeres y también a su participación en ámbitos sociales y políticos, pero aún siguen existiendo extremas diferencias que no son equitativas entre hombres y mujeres. Pero a diferencia de muchas feministas creo que en parte esto ha beneficiado a las mujeres se preguntarán ¿por qué hago semejante afirmación?

Pues trataré de responder de la manera más clara posible. Primero me gustaría puntualizar en los  obstáculos, por ejemplo en el ámbito profesional, en el que no se valora ni el conocimiento ni la experiencia de las mujeres y los sueldos son menores respecto a sus pares hombres aun teniendo el mismo cargo, la visión de que la mujer no puede hacer ciertos trabajos sólo por ser mujer o que se piense que no puede conseguir una máxima eficiencia porque anda pensando en sus hijos y su familia.

Pero insisto, estas dificultades, a su vez beneficiaron de cierta manera a las mujeres porque las motivaron a ser mejores, a luchar a pesar de todo contratiempo, como yo diría a evolucionar,  es por eso que la característica de cada mujer es que puede hacer muchas cosas a la vez, como estar concentrada en su trabajo y al mismo tiempo pensar en la comida del medio día, o a qué hora recoger a los niños; también la ha impulsado a tener que ser la mejor en su trabajo demostrando a todos que a pesar de tener familia puede ser una excelente y entregada profesional. Esto no significa, que esté de acuerdo en que continúe la inequidad, se debe brindar las mismas oportunidades, se debe reconocerse a la mujer en lo profesional, en lo político y en lo social y deben de dejarse a un lado las estigmatizaciones sociales, como aquellas que afirman que las mujeres tienen su grado de culpa cuando son asaltadas, violadas o asesinadas; pues no se dice lo mismo cuando escuchamos sobre el asesinato de un hombre en las calles de nuestras ciudades.

Entonces, si bien la mujer todavía padece inequidad (que debe terminar), debe utilizar ésta para seguir luchando por mejorar y crecer frente a la adversidad, pero a diferencia de los hombres no progresar por encima de otros, es decir dañando, denigrando o aprovechándose de los demás; porque las mujeres sí que nos diferenciamos de los hombres en algo fundamental, nuestra sensibilidad y es aquí en este concepto donde me doy cuenta qué quiso decir Francisco al afirmar que la misión de la mujer es traer armonía al mundo.


Pensemos en el cómo; pues a través de esa sensibilidad que se traduce en amor, por eso es tan cierta la afirmación del Papa “Es ella la que trae la armonía, que nos enseña a valorar, a amar con ternura, y que hace que el mundo sea una cosa hermosa”. Por lo que esta misión podrá ser cumplida por las mujeres a través del amor que demos y enseñemos a dar a nuestros hijos, hermanos, padres y a todos a nuestro alrededor, en cada actividad cotidiana, desde el desayuno a nuestros hijos hasta la colaboración a un compañero de la oficina; si lo hacemos con amor podremos expandir esa actitud hacia los que nos rodean en el ámbito familiar, laboral o social. Pienso que fundamentalmente transmitiremos este amor como madres porque si formamos hijos a partir de este valor fundamental en nuestro hogar, estos hombres y mujeres decidirán reproducirlo en sus propias familias y así contribuirán en la construcción de una sociedad más humana donde sus ciudadanos no sólo piensen en sí mismos, sino en el bienestar de los que viven alrededor suyo. Quiero cerrar esta columna con otra afirmación de Francisco porque también lo siento así “Me gusta pensar que Dios creó a la mujer para que todos nosotros tuviéramos una madre”.

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