Nuevamente o más
bien debería decir como ya parece ser costumbre, lastimosamente, los medios nos
traen noticias de feminicidios que cada vez se tornan más preocupantes, aquí en
Sucre, la muerte de una mujer que se suicida tras agresiones físicas y
psicológicas de su pareja, sin embargo esta es una más de la lista en todo el
país, por ejemplo en Montero fue estrangulada una joven de 15 años por su
enamorado de 19 y así se van repitiendo estas historias en las que las víctimas
son niñas, adolescentes, madres e incluso abuelas. En contraposición a estas
alarmantes noticias, el Papa Francisco en una de sus recientes homilías, esta
vez en la Casa Santa Martha, afirma que la mujer tiene la misión de traer
armonía al mundo.
Después de leer
todas estas notas, traté de imaginarme a lo que se refería el Sumo Pontífice;
especialmente pensando que la vida de las mujeres en todo el mundo no es fácil
y a pesar de que parezca trillado se debe a que todavía vivimos en sociedades
machistas, es cierto que se ha avanzado mucho en cuanto a los derechos de las
mujeres y también a su participación en ámbitos sociales y políticos, pero aún
siguen existiendo extremas diferencias que no son equitativas entre hombres y
mujeres. Pero a diferencia de muchas feministas creo que en parte esto ha
beneficiado a las mujeres se preguntarán ¿por qué hago semejante afirmación?
Pues trataré de
responder de la manera más clara posible. Primero me gustaría puntualizar en los
obstáculos, por ejemplo en el ámbito profesional,
en el que no se valora ni el conocimiento ni la experiencia de las mujeres y
los sueldos son menores respecto a sus pares hombres aun teniendo el mismo
cargo, la visión de que la mujer no puede hacer ciertos trabajos sólo por ser
mujer o que se piense que no puede conseguir una máxima eficiencia porque anda
pensando en sus hijos y su familia.
Pero insisto, estas
dificultades, a su vez beneficiaron de cierta manera a las mujeres porque las
motivaron a ser mejores, a luchar a pesar de todo contratiempo, como yo diría a
evolucionar, es por eso que la
característica de cada mujer es que puede hacer muchas cosas a la vez, como
estar concentrada en su trabajo y al mismo tiempo pensar en la comida del medio
día, o a qué hora recoger a los niños; también la ha impulsado a tener que ser
la mejor en su trabajo demostrando a todos que a pesar de tener familia puede
ser una excelente y entregada profesional. Esto no significa, que esté de
acuerdo en que continúe la inequidad, se debe brindar las mismas oportunidades,
se debe reconocerse a la mujer en lo profesional, en lo político y en lo social
y deben de dejarse a un lado las estigmatizaciones sociales, como aquellas que
afirman que las mujeres tienen su grado de culpa cuando son asaltadas, violadas
o asesinadas; pues no se dice lo mismo cuando escuchamos sobre el asesinato de
un hombre en las calles de nuestras ciudades.
Entonces, si
bien la mujer todavía padece inequidad (que debe terminar), debe utilizar ésta
para seguir luchando por mejorar y crecer frente a la adversidad, pero a
diferencia de los hombres no progresar por encima de otros, es decir dañando,
denigrando o aprovechándose de los demás; porque las mujeres sí que nos
diferenciamos de los hombres en algo fundamental, nuestra sensibilidad y es
aquí en este concepto donde me doy cuenta qué quiso decir Francisco al afirmar
que la misión de la mujer es traer armonía al mundo.
Pensemos en el cómo;
pues a través de esa sensibilidad que se traduce en amor, por eso es tan cierta
la afirmación del Papa “Es ella la que trae la armonía, que nos enseña a
valorar, a amar con ternura, y que hace que el mundo sea una cosa hermosa”. Por
lo que esta misión podrá ser cumplida por las mujeres a través del amor que
demos y enseñemos a dar a nuestros hijos, hermanos, padres y a todos a nuestro
alrededor, en cada actividad cotidiana, desde el desayuno a nuestros hijos
hasta la colaboración a un compañero de la oficina; si lo hacemos con amor
podremos expandir esa actitud hacia los que nos rodean en el ámbito familiar,
laboral o social. Pienso que fundamentalmente transmitiremos este amor como
madres porque si formamos hijos a partir de este valor fundamental en nuestro hogar,
estos hombres y mujeres decidirán reproducirlo en sus propias familias y así contribuirán
en la construcción de una sociedad más humana donde sus ciudadanos no sólo
piensen en sí mismos, sino en el bienestar de los que viven alrededor suyo. Quiero
cerrar esta columna con otra afirmación de Francisco porque también lo siento
así “Me gusta pensar que Dios creó a la mujer para que todos nosotros
tuviéramos una madre”.
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