Fue uno de los
momentos más aterrorizantes de mi vida, la impotencia de no saber qué hacer,
las miles de posibilidades obscuras que pasaron por mi mente; el sufrimiento
que me imaginaba que estaba sintiendo mi hijo calaba un agujero en mi corazón.
Fueron los minutos más largos de mi vida, al enterarme que mi pequeño estaba
perdido y que nadie sabía dónde estaba. Es una realidad que hasta que a uno
mismo no le pasa no toma en cuenta ciertos peligros, yo veía estos miles de
anuncios de pérdidas de niños en los noticieros o hasta en Facebook, me daba
pena pero sólo llegaba hasta ahí. Pero
cuando a una le pasa el mundo se le cae encima; entonces me puse hablar con
familiares, con otros padres y también leí toda la información que estaba a mi
alcance.
Una de las
conclusiones más importantes a las que llegué fue que no podemos dejar en manos
de otras personas la seguridad de nuestros niños, sino que como padres tenemos
que hacernos cargo a través de estrategias que están al alcance de todos tanto
como para prevenir o afrontar situaciones de inseguridad.
Uno de los
aspectos que me parece fundamental es conocer el nivel de seguridad que nos
ofrecen los diferentes espacios en los que cotidianamente conviven los niños,
por ejemplo la escuela, la iglesia, grupos infantiles y cursos
extracurriculares, si tenemos alguna duda al respecto preguntar todo a sus responsables.
Pero esto no debería quedarse ahí, sino que es nuestro derecho exigir que
existan las mínimas condiciones de seguridad y si nos damos cuenta que no o hay
aspectos que no se han tomado en cuenta pedir que se subsanen, por ejemplo: en
el traslado de los pequeños a un lugar alejado; si cuentan con un procedimiento
cuando los niños se enferman o sufren un accidente fortuito, es decir contar
con un botiquín, y tener la asistencia oportuna de un profesional o personas
que conozcan de primeros auxilios, si cuentan con un registro de los niños con
números telefónicos y direcciones de domicilio y lugar de trabajo de los padres. Exigir que no se les deje solos
sin supervisión y que tampoco se alejen de resto de los niños. La comunicación
con los responsables de estos espacios será la mejor estrategia para prevenir
cualquier percance.
No obstante,
creo que lo más importante será conocer y aplicar diferentes formas de
prevención que están en nuestras manos; a continuación resumiré las que
personalmente me parecieron las más prácticas para nuestro medio.
- No debemos dejar desatendidos ni solos a los niños en ningún lugar, si no podemos estar los padres, deben quedarse al cuidado de una persona de nuestra total confianza.
- Debemos enseñarles a no abrir la puerta o contestar el teléfono y dar información a ningún extraño, es decir que si no conocen a la persona comunicarlo con alguien mayor y no conversar con él.
- Los debemos educar para que sepan los nombres completos de sus padres, lugares de trabajo y teléfonos (inclusive de los abuelos) y también cómo contactar a la policía o una persona de confianza en una emergencia.
- Debemos desarrollar una contraseña, de forma que si un extraño se les acerca diciéndoles que le envían sus padres, los pequeños le pidan esta contraseña y si la persona no la conoce darse cuenta que miente y alejarse lo antes posible.
- Enseñarles que no acepten nada de desconocidos aunque esto sea algo que ellos quieran mucho. Investigar si traen a la casa objetos que no son de su propiedad, como ser juguetes, o comestibles (dulces, galletas, etc.)
- Debemos hacerles comprender que los adultos no guardan secretos con niños, y que no debe haber secretos que nos guarden a los padres, deben decirnos todo. Por tanto nosotros debemos saber con quiénes juegan, en qué juegan, etc. No como policías interrogando sino como padres interesados en lo que hacen sus hijos.
- Debemos enseñarles desde pequeños primeros auxilios básicos como son limpiar una herida o raspadura y cómo poner un vendaje.
- Enseñemos a los hijos que si un desconocido los sigue ellos se deben asegurar de ir a un lugar público, como una tienda o cualquier negocio.
- Si los niños se quedan en casa al cuidado de una empleada, conocer de ella todos sus antecedentes, direcciones de vivienda y otros, de ser posible contar con una persona que garantice su trabajo y en todo caso dejarlos el menor tiempo posible.
Estos son algunos consejos que nos pueden ayudar a conseguir mayor
seguridad para todos los pequeños, tal vez ustedes mismos conocen otras,
informen a otros padres, nunca habrá demasiada información al respecto. Los
hijos son el tesoro más valioso que tenemos, no dejemos al azar su seguridad.
En nuestras manos está la posibilidad de
prevenir, sobre todo algunas situaciones, si hablamos con ellos y si nos
ganamos su confianza. Es nuestra responsabilidad crear espacios seguros para
ellos para que crezcan de la forma más sana y feliz posible, sólo así estaremos
formando seres humanos buenos y sanos.
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