¿Eres feliz en
Navidad? Esta es una pregunta que probablemente muchos nos hemos hecho cuando
se acerca diciembre, los más pequeños, seguro nos responden que sí, porque los
regalos que recibirán en estas fiestas son su gran ilusión. Pero para los más
grandes esta pregunta puede tener más significados. En los medios de
comunicación, desde los noticieros hasta las películas nos bombardean con el
ideal de vivir la experiencia perfecta de la Navidad, este cuadro que nos
venden se describe así: Un hogar con toda la familia feliz y sonriente, al lado
de un árbol perfecto, que tiene alrededor miles de regalos, todos esperados, y
con un banquete delicioso esperando en la mesa. Entonces desde muchas semanas
atrás nos planteamos como meta esa felicidad de publicidad que tenemos que
experimentar si o si en estas fiestas.
Pero qué pasa: ¿si
nuestra familia no está unida? ¿Si hemos sufrido una pérdida irreparable? ¿Si
vamos a pasar las fiestas solos? ¿Si el año ha sido tan malo que no tenemos ni
un solo regalo para compartir? ¿Si apenas nos alcanza para un almuerzo
sencillo? Y más allá de nuestra situación ¿qué hay de la situación de quienes
nos rodean? como de aquellas personas que llegan del campo a pedir ropa, comida
y regalos; entonces vemos cuadros de niños muy pobres viendo con verdadero
asombro y antojo las vitrinas de tiendas con juguetes o la comida de los transeúntes;
o la realidad de personas que tal vez están lejos pero que están viviendo
verdaderos holocaustos como en la ciudad de Alepo, donde la guerra no sólo ha
matado personas sino esperanzas e ilusiones.
Así con todo
esto, ¿cómo podemos experimentar felicidad en esta época? Por eso será que esta época del año, para mí
gusto, es una de las más contradictorias, si bien es cierto que está llena de
esperanza e ilusión por las fiestas, no
se puede negar tampoco que es la época en la que la pobreza y depresión de
muchas personas resalta de sobremanera.
Aquí es donde
les planteo reflexionar sobre el verdadero sentido de la felicidad, las grandes
transnacionales nos han hecho creer, por los medios de comunicación y la
publicidad especialmente, que este sentimiento sólo se lo puede alcanzar a
través de cosas materiales, en especial en esta época con muchos regalos, pero
en realidad ¿qué te puede hacer feliz en Navidad?
No les pido que
olviden sus compromisos con sus seres queridos, yo misma no podría dejar de
regalarle algo a mi hijo, pero sí les propongo, este año hacer algo diferente y
tomando en cuenta las investigaciones científicas que afirman que se puede
conseguir la felicidad a través de la experiencia de dar y compartir con los
demás, no sólo compartiendo con nuestros seres queridos, sino con extraños que
de verdad lo necesiten y hacer esto con verdadero amor. Pero ¿qué significa
esto? Pues estudios realizados en la Universidad de Ámsterdam dan cuenta que
las personas más satisfechas con sus vidas, es decir las que afirman ser más
felices no se concentran en lo material sino en experiencias nuevas de
vida.
Basados en este
estudio, porque no nos atrevemos este año a dejar experimentar a nuestro
corazón la felicidad de construir un vínculo de amor desinteresado con otra
persona dando y compartiendo, no importa si ése otro es cercano a nosotros o
no. Animémonos a ser parte de las muchas campañas solidarias que organizan
instituciones como “Calentando Corazones” o en la iglesia de su barrio,
invitemos a comer a alguien que pasará solo estas fiestas; perdonemos a alguien
que nos hizo daño, visitemos un enfermo o un adulto mayor que no tiene familia,
regalemos a nuestros seres queridos tiempo y cariño, demos una nueva
oportunidad a una mascota que está por ser sacrificada y adoptémosla. Les
aseguro que cualquiera de estas experiencias puede cambiar absolutamente
nuestro significado de felicidad en Navidad, pero si además logramos que esta
generosidad de dar y compartir sea parte de nuestro día a día y podemos
contagiarla a otros, podremos contribuir al bien común para construir una sociedad
mejor.
Así lo único que
me queda desear para esta Navidad es que el compartir con amor sea parte de
nuestra felicidad no sólo en esta época sino como un estilo de vida durante
todo el año.
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