Hoy empiezan
oficialmente las vacaciones en escuelas y colegios, en las redes sociales
encontramos memes en los cuales se grafican caras de progenitores casi
sacándose los cabellos, contrapuestas con rostros de felicidad de profesores
que terminaron la gestión escolar. Estas caricaturas no están alejadas de la
realidad, pues para muchos padres, entre ellos yo desde hace un par de años, es
la época donde comienza una gran preocupación ¿qué hará mi hijo (a) en
vacaciones? O siendo más honestos ¿qué haré con mi hijo(a) en vacaciones?
No es fácil
responder a esta pregunta, especialmente si eres madre primeriza como yo; pero también es cierto que es un tema que
tenemos que tomarlo con calma y con mucha más flexibilidad de la que pensamos
porque estas vacaciones, que son las más largas del año, pueden ser una oportunidad, para nuestros
hijos, no sólo de aprender cosas nuevas sino de construir junto a nosotros momentos
inolvidables en familia.
Desde esa
premisa, muchas preguntas pasan por
nuestra mente, como padres, tal vez lo
primero será decidir si le inscribo en algún curso o le dejo descansar. Si
elegimos la primera opción nuevamente otro dilema se nos plantea al decidir a qué
tipo de actividades inscribirles y más si consideramos que cada año aumentan
las ofertas en nuestra ciudad, desde cursos de reforzamiento escolar,
manualidades, deportes, robótica, idiomas, arte, y otros.
Para esclarecer
nuestros conflictos podemos preguntarnos qué beneficios esperamos de cualquier
actividad que vayan a realizar nuestros hijos en estos meses, creo que todos
coincidiríamos que lo más importante es potenciar sus habilidades y claro si
les preguntamos a ellos nos dirán que lo primero es la recreación, algunos padres, como yo, buscaríamos
incentivar su creatividad y otros más osados tal vez, esperarían la vivencia de
nuevas experiencias. Teniendo más o menos claro este aspecto y negociando con
los pequeños podemos decidir qué actividad fuera de casa sería la mejor para ellos.
Pero yo quisiera
reflexionar ahora, acerca del por qué tenemos la necesidad de que lo que hagan sea
fuera de casa. Unos inmediatamente me responderían que es la mejor solución
para que no se queden solos en casa, es cierto que los chicos tienen
vacaciones, pero muchos de nosotros todavía no. Otros argumentarían que en esta
época tan competitiva lo mejor es que mientras más jóvenes se capaciten en
variedad de áreas mejor.
Todas estas
razones son válidas, pero muy en el fondo, me ha costado admitirlo; pero ahora
lo hago a través de este artículo, es así que como en los memes del Facebook
tenemos temor estar tanto tiempo con nuestros hijos sin usar la televisión y
los vídeo juegos para distraerlos. Cuando son pequeños es más fácil controlar
las cosas, pero cuando se vuelven demandantes y se aburren tan fácilmente ya no
es tan sencillo, especialmente, creo yo, por dos importantes razones: primero
que tenemos mucho que enseñarles pero no sabemos cómo hacerlo y segundo
desestimamos la importancia de enseñarles cosas simples como los quehaceres de la casa, justamente
pensado que es más productivo que aprendan inglés o computación que a lavar
platos, cocinar o arreglar algo en la casa.
Pero algo que no
nos damos cuenta es que estas pequeñas actividades que podemos realizarlas en
casa y en los feriados de fin de año, les servirán en la vida real, cuando
nosotros no estemos y deban vérselas por ellos mismos, además pueden ser
preciados momentos en los que podemos compartir tiempo con ellos, conocerlos
más, y son también el mejor momento para enseñarles valores como la humildad,
el orden, el servicio hacia los demás,
la satisfacción del trabajo bien hecho y en equipo, etc. Cuánto bien
podemos hacer a nuestros hijos compartiendo algo que sabemos hacer nosotros y
que luego lo recordarán por el resto de su vida, aunque sea a lavar su ropa o a
arreglar un enchufe descompuesto.
Aprovechemos
este fin de año para crear recuerdos inolvidables con nuestros hijos, no
subestimemos cuanto ellos pueden aprender de una charla después del almuerzo,
de un paseo por el parque para ver las luces de navidad o de un paseo al campo,
de un juego de mesa con toda la familia, esto estrechará más nuestros vínculos
y nuestro cariño como familias y contribuirá a formar mejores seres humanos.
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