miércoles, 8 de febrero de 2017

Un Nuevo Año, Una Nueva Oportunidad

Una vez más me gustaría conversar con ustedes a cerca de  las fiestas de fin de año, específicamente año nuevo, hace una semana me planteé el reto, y se los pasé a ustedes también, de vivir enfocada en el presente; y hace dos semanas atrás reflexionamos sobre cómo conseguir la felicidad sin pensar en lo material. Ambos temas me hicieron pensar sobre los nuevos comienzos porque tengo una razón bastante personal y es que en unos días nacerá mi segundo hijo y estoy segura que mi vida volverá a cambiar drásticamente; así me di cuenta que no puede existir un comienzo sin un final, para que comience un nuevo año tenemos que despedir el anterior, por eso nos esforzamos tanto en participar en los rituales de fin de año, ir a una fiesta, comer un plato especial y seguir tradiciones de todo tipo. Todo con la esperanza de tener la opción de empezar de nuevo,  que los nuevos 365 días nos traigan todo tipo de oportunidades, pero pienso que una de las más importantes debería ser la libertad de dejar el pasado olvidado, de cerrar círculos en los que hemos estado transitando durante mucho tiempo y que no aportan nada ya a nuestra vida, esto incluye relaciones amorosas destructivas, amistades tóxicas que llenan de negativismo nuestra vida, algunos malos hábitos y especialmente el pensar sólo en nosotros mismos. Sólo después de cerrar esos círculos podremos concentrarnos en lo que verdaderamente puede hacernos felices.

Entonces ¿qué es lo que puede hacernos felices? Algo que he leído en libros, artículos y hasta en post de Facebook es que la felicidad es una decisión, que no depende de lo que nos rodea sino de la actitud con la que nosotros enfrentemos cada minuto de nuestro presente, por lo que depende completamente de nosotros ser felices, pero como lo comprobaremos en la práctica, no es tan sencillo como simplemente manifestar este deseo. Muchas veces cuesta, a mí especialmente, por ejemplo decidir qué es lo que queremos o no en nuestra vida, si estuviéramos seguros de esto, podría ser la luz que nos guíe  en la toma de nuestras decisiones y nuestras acciones cada día.

A pesar de todo creo firmemente que la aseveración del escritor argentino, Mamerto Menapace, Monje Benedictino que es una inspiración para cada uno de nosotros en la búsqueda de un camino propio hacia nuestra decisión de ser felices cada día. Él afirma que “…a esta vida venimos a tres cosas: aprender a amar, dejar huella y ser felices”.

Saber amar es algo que damos por sentado, sin embargo si lo pensamos bien ¿quién nos enseñó, cómo lo hizo, dónde? Muchos de nosotros venimos  de familias en las que el amor no era un tema que se practicara continuamente, ni siquiera sólo con el ejemplo, y menos aún el amor a uno mismo. Muchos aprendimos amar recién con nuestra pareja y nuestros hijos, por lo menos yo siento que todavía estoy en el proceso de aprender a amarme a mí misma; y es tan cierto que sólo a partir de amarnos podremos amar a los demás, así que mi camino continua.

En cuanto a dejar huella,  este concepto lo tenemos tan tergiversado, pensamos que sólo teniendo mucho dinero, o un puesto de poder, o éxito en nuestra vida profesional podremos dejar una verdadera huella; sin darnos cuenta que existen otras formas más espirituales por la cuales esa huella puede ser más profunda aún, por ejemplo: formando a nuestros hijos para que sean hombres y mujeres de bien que quieran cambiar al mundo para que sea más justo y equitativo para todos los seres humanos; compartiendo junto a los demás con amor, haciendo que la vida de otro ser humano sea mejor; contribuyendo a dejar un medio ambiente más limpio a las nuevas generaciones, o cosas más simples como dejar siempre con una sonrisa a la persona con la que te topes en tu camino, enseñando a amar a nuestros hijos, convirtiendo nuestro hogar en el mejor lugar para descansar  y participar en las actividades de la familia con nuestros seres queridos y así podríamos seguir y seguir.


Finalmente tenemos que ser felices, para lo cual, debemos ser conscientes que esta decisión de cada mañana cuando despertamos no nos alejará de los problemas, de las crisis y los contratiempos, pero contribuirá a cultivar una mejor actitud para afrontarlos, uno por uno, sin estresarnos ni sentirnos ansiosos. Este nuevo concepto de felicidad nos hará entender también que no podemos ser felices solos sino que compartiendo este sentimiento se duplicará y seremos más felices aún, dejemos fluir la felicidad en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean estos nuevos 365 días del 2017. ¡Feliz año Nuevo! 

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