miércoles, 20 de septiembre de 2017

El amor que transforma



Septiembre me da la excusa perfecta para hablar sobre un tema del que he querido reflexionar desde hace mucho tiempo: “el amor”, pero no necesariamente del romántico en el que todos piensan cuando se nombra esa palabra, sino el amor como ese sentimiento que se convierte en el motor de las acciones más increíbles de los seres humanos y de los animales, pero también que se traduce en pequeños milagros cotidianos que a veces pasamos por alto.

Coincidentemente esta semana en las redes sociales pude leer pequeñas historias de amor que me confirmaron que este sentimiento puede manifestarse de tantas formas distintas que asombra a cualquiera, cada historia era contada por su protagonista; las que más recuerdo fueron la de un joven que estudiaba lejos de casa, se enfermó y  su padre  viajó en auto dos horas para trasladar a su hijo enfermo desde la universidad a su residencia a treinta minutos de distancia, llevándole una sopa caliente y mermelada hecha por su mama, regresando más tarde de nuevo conduciendo durante otras dos horas; o la que contaba cómo un esposo había trasladado 50 lápices de colores de su esposa, desde su escritorio hasta una mesa en su dormitorio, en el exacto orden que ella dejó para ahorrarle una preocupación.

Así podemos ir describiendo miles de historias más, las que me tocan personalmente al corazón son aquellas en las cuales por ejemplo niños, abuelitos y pequeños animales que estaban desprotegidos, abandonados o enfermos a través del poder del amor de personas cercanas, o de quienes los rescataron transformaron esa realidad cruel en otra en la que la esperanza inunda sus vidas transformando también su estado físico. O viceversa cuando un niño o una mascota gracias a su compañía y amor transforman la vida de personas que se creían autosuficientes o plenas y conocen así la verdadera felicidad que sólo deja el amor.

Todos estos ejemplos nos llevan a pensar en nuestra vida y a reconocer esos pequeños milagros de amor que vivimos cada día junto a los seres queridos, como cuando tu esposo se levanta todas las noches para darle leche a tu bebé para que tú no te despiertes y duermas mejor, o como cuando tu hijo te deja la  última galleta, de ésas que le gustan mucho o tal vez cuando sientes que tus suegros están orgullosos de ti por tus logros, así como cuando a pesar de que te encanta dormir y ni para ir a clases en la universidad te levantabas temprano pero ahora te despiertas a las seis de la madrugada a dar leche a tu bebé y media hora después te levantas para alistar al hijo mayor para la escuela. Cada una de estas situaciones, pueden pasar desapercibidas por la cotidianidad, pero si las reconoces bien son gotitas de amor que fortalecen los vínculos con tus seres queridos y además construyen inolvidables recuerdos.

Además del enamoramiento y la fuerza de la pasión que se desprenden del amor existen otras formas de amor que transforman también nuestra vida, como cuando encontraste el amor de tu vida, también al tener en tus brazos por primera vez a tus hijos después de haberlos esperado nueve meses; en el momento en que regresa un ser querido a salvo de un largo viaje; cuando sientes nuevamente el amor de tu mamá a través de su amor hacia tus hijos; en el tiempo que tu pequeña gatita te sigue por todas partes y no puede dormir si no es a tus pies. Todo este amor te transforma, te llama a ser mejor cada día, a devolverlo a través de la solidaridad con otros que necesitan tu apoyo, tus palabras, tu cariño, aunque no sean parte de tu familia pero que  a través de estos actos movidos por el amor también los transformará y a su vez ellos lo devolverán con otros y así podremos conseguir una cadena infinita de amor transformador.

Lo sé, puede parecer algo cursi, irreal, pero estoy convencida que se puede lograr porque tengo fe ciega en el amor, porque lo he visto transformar vidas, lo ha hecho y sigue haciéndolo conmigo y espero siga haciéndolo con mis hijos y espero que ellos sientan su fuerza a través de todas sus acciones, pero tal vez lo más importante que disfruten de la felicidad que puede dejar este sentimiento no solo si lo sabemos recibir sino especialmente el  dar a los demás, entregando el corazón para transformar el mundo, convirtiéndolo en el mejor lugar donde vivir.



 











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