jueves, 14 de septiembre de 2017

El tiempo libre vale oro



En un taller para padres de familia mi esposo escuchó decir que es una pena que nuestros hijos no puedan disfrutar los juegos que nosotros jugábamos en nuestro tiempo libre, especialmente los que disfrutábamos en la calle con amigos del barrio, comentaban también que ahora los pequeños se quedan encerrados en las casas jugando juegos en la computadora o en las consolas.

Eso me hizo recordar mi niñez y es cierto que jugaba más al aire libre, porque en casa de mi abuelo teníamos un hermoso patio amplio en el que podíamos jugar a lo que se nos ocurriera, por ejemplo a la búsqueda de tesoros desenterrando pequeños pedazos de vidrio de las paredes de adobe o a las comiditas cocinando con lodo en ollas y cocinas de barro que habíamos comprado en las pasadas Alasitas o simplemente manejando nuestros triciclos. Ahora veo que mi hijo que en su tiempo libre prefiere jugar juegos en play station o ver la televisión, claro que lamentablemente no tenemos un espacio al aire libre porque vivimos en un departamento, pero no sé si lo tuviéramos a él le gustaría salir.

Por todo esto les propongo esta semana reflexionar sobre el tiempo libre de nuestros hijos y cómo deberíamos inmiscuirnos como padres. Personalmente me preocupa cuando veo a mi hijo aburrido o enajenado frente a la televisión o al play station, pero debo admitir también que muchas veces tampoco le doy otras opciones para ocupar ese tiempo. En mis expectativas más altas me gustaría verle leyendo o dibujando, tal vez haciendo alguna manualidad, o practicando algún deporte, pero estoy consciente que si quiero que estas actividades se conviertan en hábitos debo encontrar estrategias muy creativas para contagiarlo.

Leyendo sobre este tema encontré consejos muy interesantes, pero también definiciones importantes, primero que si bien el tiempo libre en los días de escuela, así como en vacaciones pueden ser una gran oportunidad para que los niños aprendan y potencien sus habilidades es fundamental estar conscientes que tiene que ser un tiempo de diversión y esparcimiento, porque es el momento en el que deben encontrar un descanso de los deberes de la escuela; por lo que todo que propongamos a pesar de que pueda ser educativo, ante todo deber ser divertido.

El segundo  aspecto, que me pareció vital, es que cualquier actividad que deseemos que realicen nuestros hijos debe contar con nuestra participación y guía como padres, porque sólo así conseguiremos convertirlos en hábitos saludables, por ejemplo salir a caminar o hacer cualquier actividad física o deporte, leer o dibujar juntos, hacer manualidades, jardinería o simplemente bailar y cantar juntos, también aficiones como coleccionar estampillas u otros objetos puede convertirse en una linda actividad con los pequeños, igual los juegos de mesa que ahora son colaborativos. El tercer punto es respetar su libertad, es decir que si bien podemos sugerir las actividades ellos deberían elegir qué hacer.

Con estos tres conceptos claros será mucho más fácil poder proponer actividades a nuestros hijos cuando nos digan que están aburridos y no saben qué hacer. Reflexionando me parece que sería ideal poder enseñarles los juegos que nosotros jugábamos, pero esto no quiere decir que nos quedemos solo en eso, dejemos que ellos también nos enseñen a jugar los videojuegos, los juegos de las consolas, o los que se puedan encontrar en Internet. Esta es una muy buena excusa para ir conociendo los gustos e intereses de nuestros hijos, por ejemplo yo juego peleítas con mi hijo en su play station y soy tan buena que les gano a él y a su papá. Pienso que es importante compartir estos momentos porque así iremos creando un vínculo que luego, cuando sean adolescentes, nos servirá para que ellos tengan la suficiente confianza para compartir con nosotros sus preocupaciones, sus sueños y también sus tristezas.

En conclusión el tiempo libre es un espacio de real importancia para construir un vínculo con nuestros hijos sean de cualquier edad, pero empezar desde pequeños compartiendo con ellos es ideal, por eso no esperemos las próximas vacaciones sino cualquier tiempo libre que se dé incluso en días de la semana para empezar a crear o reforzar hábitos que luego se traducirán en estilos de vida saludables, por ejemplo si acostumbramos a una media hora diaria de actividad  física, cuando sean mayores será muy fácil para ellos ejercitarse y disfrutar de todos los beneficios que esto proporciona. Empecemos desde ahora, está en nuestras manos que nuestros hijos no desperdicien este tiempo, especialmente en esta época en la que podemos caer en la tentación de dejarlos  por mucho tiempo solos frente a una pantalla.

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