miércoles, 8 de febrero de 2017

Vive la Felicidad Hoy

Sólo faltan cinco días para que termine el 2016, y como todos los fines de año yo me planteo hacer una evaluación, me imagino que a muchos de ustedes les pasa lo mismo: repasar lo bueno y lo malo que nos ha pasado durante estos casi 365 días, nuestros mayores logros, nuestros fracasos, nuestras tristezas, nuestras pérdidas, lo que aprendimos y lo que nos hizo felices. Creo que es buen momento para realizar este conteo porque el nuevo año nos brinda la posibilidad de empezar de nuevo. Sin embargo, esta vez quiero plantearme un reto más ambicioso que me gustaría que compartan conmigo. Seguro se preguntarán ¿por qué deberían hacerlo? Espero poder convencerles a lo largo de este artículo.

Empezaré proponiéndoles  que nos hagamos algunas preguntas ¿Cuántas veces en el año nos hemos sentido estresados, superados por los problemas y las preocupaciones de la casa y de la familia? ¿Cuántas veces nos hemos deprimido por no poder encontrar soluciones a todo lo que nos pasa? ¿Cuántas veces nos sentimos alejados de nuestros seres queridos, con los que hasta tener una conversación parece difícil? ¿Cuántas veces nos hemos sentido culpables por lo que hemos hecho antes o nos hemos sentido muy ansiosos por lo que va a pasar en el futuro?

A mí me ha pasado todo esto durante este 2016, por eso traté de averiguar, leer y preguntar cuáles podrían ser las causas y la respuesta que más me convenció fue que no viví mi presente (el momento) conscientemente. Pero se estarán preguntando qué significa esto, no parece un gran descubrimiento y por otro lado puede sonar como un planteamiento religioso. Sin embargo puedo asegurarles que es simplemente la adopción de un hábito tan positivo que puede cambiar nuestra vida y la de los que nos rodean.

Para poner en práctica este hábito, en este nuevo año, primero tenemos que ser conscientes de algo muy importante: a pesar de todo lo que nos han hecho creer “no podemos (o ya no tenemos que) hacer nada con el pasado, todo lo que hicimos o no, lo que dijimos o no, no lo podemos cambiar a pesar de que los pensemos y los repasemos y si fueron tiempos buenos tampoco podemos revivirlos; ni podemos hacer algo con el futuro imaginándonos lo que podría pasar o sintiéndonos ansiosos por lo que no controlamos; entonces sólo nos queda concentrarnos en vivir enfocados en el presente, viviendo un día a la vez, como me diría un amigo “de cada minuto bien vivido dependerá nuestro pasado y futuro feliz”.

Entonces, ¿qué beneficios puede traernos el vivir enfocados en el presente? Primero que nos ayudará a superar el estrés y afrontar mejor los problemas porque no trataremos de resolverlo todo al mismo tiempo, sino que nos concentraremos en uno primero, estando frente a frente con el problema sin que nada más exista y luego recién podremos concentrarnos en los siguientes, siendo conscientes que si esos problemas son parte del pasado o del futuro no podemos hacer nada. Segundo, enfocándonos en una tarea, en una actividad lograremos vivirla tan intensamente que podremos ser más productivos en nuestras actividades laborales como familiares.

Tercero, viviendo el presente en nuestras relaciones con otras personas lograremos una mejor comunicación con ellas porque estaremos verdaderamente escuchándoles, siendo conscientes  de lo que respondemos y ellas lo sentirán. Por último al vivir enfocados en el presente, en cualquier actividad que hagamos, nos sentiremos alegres y agradecidos por el sólo hecho de poder hacerlo, porque cualquier cosa puede ser una maravillosa experiencia y convertirse en un milagro. En síntesis viviendo intensamente cada momento de nuestras vidas, podremos ser mejores personas que contribuirán a que el mundo sea mejor.

Entiendo que no parece una tarea muy difícil, pero seguro, como me ha pasado a mí, si lo practican, se darán cuenta que controlar nuestra mente no es tan sencillo, especialmente no pensar en el pasado que ya no volverá y el futuro que no sabemos que nos deparará; es lo que más me cuesta. Pero lo importante es no frustrarse cuando lo hagamos, sino simplemente ser conscientes que haciéndolo no llegamos a ningún lado, y debemos volver de nuevo a enfocarnos en el presente.

Como todo nuevo hábito para introducirlo en nuestra vida diaria tenemos que practicarlo todo el tiempo, mientras uno trabaja, está cuidando a sus hijos, leyendo un libro, cenando con la familia, disfrutemos cada uno de estos momentos como si fuera lo último que haremos en nuestra vida, así hasta los sabores serán más intensos y por supuesto los sentimientos como la felicidad serán mejor experimentados cada día de nuestro año y así la compartiremos con los demás convirtiéndonos en parte del todo.   

No hay comentarios.:

Publicar un comentario