domingo, 19 de noviembre de 2017

Combate la violencia con amor





El 2 de octubre se recuerda el Día Internacional de la No Violencia en conmemoración al aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi, líder del movimiento de la Independencia de la India y pionero de la filosofía de la no violencia.  Este año ha estado antecedido por una noticia que ha impactado a todos los que la vimos en los medios de comunicación, la masacre en Las Vegas, donde murieron más de 55 y están heridas otras 500 personas a manos de un hombre que empezó un tiroteo. Cuando escuchamos este tipo de informaciones nos alegramos de vivir en ciudades relativamente tranquilas y con menos violencia que en países como Estados Unidos; sin embargo tenemos que estar conscientes que la violencia es un fenómeno que tiene muchos niveles y todos son destructivos y afectan a gran número de víctimas. Por ejemplo si bien no vivimos el tipo de masacre masiva que en el país del norte, sí escuchamos todos los días la violencia ejercida, especialmente contra niños, niñas y mujeres de todas las edades; para comprobarlo los reto a ver un noticiero completo cualquier día e ir contando cuántas de las noticias presentadas son referentes a violencia contra estos grupos.

Entonces ¿acerca de qué tendríamos que reflexionar este Día de la NO Violencia? Primero que la violencia no está alejada de nuestro día a día, la vivimos en muchos espacios de nuestra vida, no solo desde el exterior o de parte de otras personas, sino que en algún momento incluso nosotros empezamos con un comportamiento agresivo, por ejemplo cuando perdemos la paciencia y gritamos a nuestros hijos, cuando insultamos, despreciamos o discriminamos a otros, actitudes que luego se pueden convertir en actos violentos, es decir aquellos que se realizan con una intencionalidad. Además nos volvemos en cómplices de la violencia cuando vemos en espacios públicos a alguien que está maltratando de alguna manera a otra persona y no hacemos nada, cuando no nos manifestamos si en el centro educativo de nuestros pequeños hay una pelea entre niños y cuando le aconsejamos a los hijos que pegue a ese compañerito que tanto le molesta por que “tiene que aprender a defenderse”; de todas estas formas estamos contribuyendo a más violencia.

Sin embargo también lo hacemos cuando no enseñamos a los hijos a controlar sus emociones, especialmente las negativas, aquellas que fácilmente se nos van de las manos, como el enojo y la ira, estas emociones que son las responsables de que no se esté completamente conscientes de lo que se hace en el momento de exaltación y que nos pueden llevar a cometer gravísimos errores y si llegan a ser continuas podrán consolidarse en hábitos violentos. 

Por todo esto, en vez de solo quejarnos por toda la violencia que se vive en la sociedad actualmente, esperando que el Estado u otras instancias encuentren soluciones, seamos parte de esa medida, eduquemos niños y niñas sensibles, empáticos y respetuosos con los demás; solidarios, que no se callen si hay que defender a alguien que lo necesite, si hay que denunciar un acto de violencia, porque una educación respetuosa hará la diferencia, pero ¿có
mo podemos lograrlo?, después de reflexionar y leer literatura al respecto puedo decir que la mejor forma es a través del amor, a pesar de ser una persona impaciente y renegona, todos los días trato de ver con más amor a mis hijos, no es fácil, no hay un cambio de la noche a la mañana, es un proceso, pero si no empezamos con pasos pequeños nunca avanzaremos.

Cada día tratemos cariñosamente a los hijos, despertemos y demos un beso de buenos días y al despedirlos a la escuela, al acostarlos y sin tener ninguna excusa, que sepan que expresar amor es la mejor forma de combatir todas las emociones negativas, también es importante admitir los propios errores y disculparnos con ellos cuando perdemos la paciencia, y demostrarles en cada una de nuestras acciones nuestro compromiso por cambiar, así ellos sabrán que pueden equivocarse, que no está mal, pero que el error solo les debe servir para aprender de él y en adelante mejorar.

Pienso que estos dos pequeños y sencillos pasos pueden convertirnos en actores que previenen la violencia desde la raíz del problema, porque está comprobado científicamente que las personas que ejercen violencia de cualquier tipo contra otros es porque, en un alto porcentaje, tienen baja autoestima, vivieron o vieron directamente violencia en su infancia, por tanto construir un futuro con menos violencia en los hogares y en la sociedad está en nuestras manos y corazones como padres. La mejor forma de combatir la violencia es a través de una educación con amor y respeto.

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