domingo, 19 de noviembre de 2017

Vivir una vida equilibrada



Les ha pasado alguna vez ¿sentirse totalmente abrumados por las responsabilidades que tienen en su trabajo; sentir que el estrés los sobrepasa al punto de afectarlos físicamente; y que no podrás cumplir con las fechas de entrega, que no estás capacitado para asumir todas las labores que te encomendaron?

Se han dado cuenta que, en la actualidad, en las solicitudes de personal un requisito para acceder a un número creciente de cargos es tener la capacidad de trabajar bajo presión ¿qué quiere decir esto? Encontré esta definición de la Universidad EAFIT Colombia: “…Trabajar bajo presión puede entenderse como la competencia de trabajar bajo condiciones adversas, de tiempo o de sobrecarga de tareas, manteniendo la eficiencia”.

A estos datos se suman el creciente número de personas en todo el mundo que mueren debido a una sobrecarga de horas laborales, la noticia más reciente fue la de una joven periodista japonesa de la cadena de noticias NHK que murió después de trabajar varias horas extras y solo tomar dos días de descanso en un mes. Su muerte fue debido a una “insuficiencia cardiaca congestiva” una de las varias enfermedades que se describen como consecuencia de trabajar más de 50 horas al mes; según la noticia ella lo había hecho 159 horas en un mes.

Todo esto nos da la base para poder reflexionar sobre este tema que cada día se va haciendo más común no solo en países del Norte o Europa sino en nuestras ciudades. En mi experiencia, si bien no pasé por lo que pasó la periodista de la noticia, también tuve presión en la entrega de trabajos para una fecha específica; pues no me dieron el tiempo necesario para su realización; también experimenté el estrés de querer que las actividades, fuera de horarios de trabajo, terminen  pronto para poder ir a casa con mi familia y por supuesto que mi trabajo sea sobresaliente siempre. Probablemente como madre la ansiedad de volver a casa pronto será normal, pero me imagino que para los varones también es una preocupación tener que estar trabajando en un horario en el que deberían estar disfrutando con sus familias.

Es cierto que la competitividad y la falta de fuentes de trabajo influyen para que no nos pongamos a pensar por qué las instituciones necesitan que sus empleados tengan la capacidad de trabajar bajo presión, ¿es que acaso los objetivos institucionales, metas y acciones o actividades no han sido planificadas con anterioridad para que no se deba correr a contra reloj? Así no tener que presionar a sus colaboradores a trabajar en situaciones adversas para lo que necesitará hacerlo en horas extras ni que realicen trabajo en menos tiempo del necesario.

Pero lo más importante es ¿por qué nosotros aceptamos esta situación, dejamos que nos presionen y nos exijan más de lo que es posible, por qué dejamos que el trabajo se convierta en un ámbito de nuestra vida más importante que nuestra familia? Probablemente por estas razones los “millennials” (generación que nació entre 1980 al 2000) prefieren avocarse casi completamente a su desarrollo profesional y con lo que ganen dedicarse a viajar y disfrutar de la vida, es un  planteamiento de estilo de vida válido; sin embargo quedan las preguntas ¿Qué pasa con el ámbito familiar? ¿Qué pasará cuando hayan envejecido, sean despedidos, se enfermen y no puedan trabajar, o cuando se les termine el dinero ganado con tanto esfuerzo? ¿Quién estará allí para apoyarlos, consolarlos, acompañarlos si no han desarrollado y fortalecido su familia?

Lo importante de vivir una vida equilibrada es justamente, encontrar un equilibrio y eso significa que como seres humanos debemos desarrollar de manera equivalente todos los ámbitos de nuestra vida: familiar, profesional, social, física, etc. Porque si nos concentramos en una sola lo que lograremos serán síntomas como la depresión, frustración, estrés y otros; pasa por ejemplo, cuando una madre de familia solo desarrolla su ámbito familiar y deja a un lado el profesional; cuando sus hijos crecen y se van de la casa siente que su vida ha terminado y una mujer que sacrifica su vida familiar por su trabajo tampoco es bueno.

En conclusión pienso que no debemos ver el trabajo como el fin último de nuestra vida, la felicidad debe serlo y para conseguirla todos los ámbitos deben estar equilibradamente desarrollados de manera que seamos los mejores en el trabajo, pero también seamos los mejores padres de familia, hermanos, hijos en cada familia, tengamos buenos amigos y así conseguiremos desarrollarnos como seres humanos felices que buscan la felicidad de los demás.


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