Hace dos semanas todo en mi vida
parecía tranquilo y sin problemas, pero el destino me deparaba algo muy
diferente, de pronto un dolor que no parecía tener importancia me llevó al
hospital y terminó con una operación de emergencia por apendicitis. Todo pasó
tan rápido que ni pude despedirme de mis hijos ni prepararme para lo que iba a
pasar, de pronto estaba durmiendo en una cama junto a otras mujeres que tenían
padecimientos parecidos y en algunos casos peores. Las primeras noches fueron
muy tortuosas no por un dolor propio sino el de mi compañera de la cama a mi
mano derecha, una señora no muy mayor que tenía tantos padecimientos que el
dolor le quitaba el sueño y sólo lograba pedir a Dios y a su madre que la
ayudaran.
Mi operación no fue la más
sencilla, pero fue exitosa y por eso debo agradecer a los doctores que me
atendieron con toda profesionalidad, pero también con humanidad porque cuando
una está asustada y vulnerable lo que más necesita además de ser atendido por
profesionales que conocen perfectamente su ciencia es ser cuidada por ellas,
pero con ojos de humanidad y empatía.
Por todo esto a pesar de ser una
experiencia poco agradable el cuidado cariñoso, informado y profesional fueron
los que me ayudaron a mí y a mis cuatro compañeras a mejorar día tras día; es
verdad que no todos fueron así porque todavía sensiblemente existen trabajadoras
de la salud que olvidan que los pacientes además de estar pasando por dolor
físico tienen miedo e incertidumbre que los hacen más vulnerables, para ellas
espero que se contagien de sus compañeras que entregan su corazón en cada
paciente haciendo por ellos más de lo que sus responsabilidades lo describen.
Pero para una pronta recuperación
no sólo influye este aspecto sino el apoyo de las personas con las que convives
todo el tiempo que te encuentras en el hospital y por suerte yo tuve compañeras
con las que sintonizamos de inmediato a pesar de ser todas diferentes, lo
importante fue que teníamos en común nuestros miedos, pero también nuestro
deseo de mejorarnos, de volver a nuestros hogares y continuar nuestra vida de
la mejor manera.
Los cinco días de mi estadía tuvieron
altas y bajas, trataba de mantener un pensamiento positivo por mí misma pero
también para compartirlo con mis compañeras y estoy segura que ellas mismas
tenían el mismo desafío cada día, sin embargo no era fácil cuando el dolor nos
ganaba, o algún otro problema derivado del dolor y el miedo nos arruinaba la
jornada y sólo la tristeza parecía quedarse en nuestras mentes y corazones.
No obstante si veíamos que alguna
perdía la esperanza, todas nos poníamos a animarla, buscando excusas positivas
e incluso gritando que sí se podía, por ejemplo cuando teníamos que lograr el
reto de pararnos de la cama solas, sin ayuda, después de la operación, o
simplemente acompañando con cariño hasta que le pase el dolor a alguna; tal vez
alertar a los médicos y enfermeras si una se ponía mal o simplemente consolar
con abrazos a la que lloraba impotente sin saber con certeza lo que le
provocaba el dolor.
Cuando una está alejada de sus
seres queridos, se hace muy gratificante encontrar personas que higan de una
experiencia traumática algo más llevadero,
y poder construir así relaciones de amistad que tal vez no comenzaron en los
mejores momentos, pero que serán más sólidas porque pasaron la prueba de fuego
de la amistad labrada en los peores momentos.
Después de todo, sólo espero que
todos los profesionales en salud sean como los que me atendieron, llenos de
pasión y vocación por su labor para que continúen atendiendo a los que más los
necesitan y que las personas que tengan que pasar por alguna de estas
experiencias tengan presente que el pensamiento positivo, es igual de importante
que las medicinas que nos recetan, porque sólo así podremos lograr una
recuperación completa y también podremos contagiar a los que estén alrededor
nuestro.
Por supuesto que no es fácil y
menos en situaciones así, pero nuestro cerebro es poderoso y nosotros debemos
saber controlarlo a través del amor, la fe y el deseo de continuar nuestra vida
sanos y junto a los que más queremos.
Que gratificante es saber que una paciente nuestra se haya interesado en mostrar su experiencia dentro de nuestro Instituto.
ResponderBorrarMe alegra saber que ya está muy bien saludos