Esta semana me puse a pensar cuánto
tiempo dedicamos al uso de las nuevas tecnologías; entonces estuve consciente
de ello; en la mañana después de dejar en la escuela a mi hijo mayor navego en
el celular mientras voy en micro; cuando llego a casa, si mi bebé está
tranquilo, también leo algunos artículos que me interesan y claro chateo con mi
esposo, estoy conectada casi todo el día, pero voy revisando novedades cuando tengo
algo de tiempo, que no es mucho con mi pequeño. Sin embargo, también es cierto
que usamos Internet cuando mi hijo hace sus tareas, nos sirve para buscar
dibujos o algo que le interese; en el almuerzo prohibimos el uso de celulares
porque nos dimos cuenta que ya no conversábamos como antes teniendo en la mesa
estos aparatos.
Si nos ponemos a ver a las
personas en la calle, una gran mayoría, se han acostumbrado a revisar el
celular en casi todo momento por eso todos caminan con celular en la mano, si
esperamos a alguien o mientras caminamos. Lamentablemente esto no es diferente
dentro de nuestros hogares ya sea por trabajo o por simple curiosidad, nos
estamos volviendo esclavos de la tecnología.
Por todas estas razones les
propongo, reflexionar sobre el uso de la tecnología en los hogares y cómo
afecta a nuestra interrelación con nuestros familiares. Lo que me di cuenta es
que el uso del celular en particular, cada vez va consumiendo más el preciado tiempo que tenemos, ahora no son sólo los
adolescentes los que se quedan viendo el celular o la computadora horas y
horas. Es cierto que su uso muchas veces se debe a temas profesionales, pero
este fenómeno también hace que llevemos más trabajo a casa y así esto se vuelve
una excusa para convertirse en una prioridad por encima de pasar tiempo de
calidad en familia.
Por eso, es tiempo de dar el
ejemplo a nuestros hijos o a los más jóvenes de la casa y empezar a dar
prioridad a lo que realmente es importante, es decir, a cultivar y mejorar los
vínculos afectivos con los seres queridos y empezar a practicar más el diálogo cara
a cara, entonces, en vez de publicar en las redes sociales cuánto amamos a
nuestros padres, hermanos o hijos, digámosles te amo ahora mismo, abrazándoles y
compartiendo el tiempo con ellos, así les demostraremos cuán importantes son en
la vida y será mucho más satisfactorio que recibir un “me gustas” de otras
personas.
No obstante todo esto, no me
gustaría satanizar a las nuevas tecnologías porque su desarrollo trajo consigo
muchas ventajas, como el acceso a una mayor cantidad de información a bajo
costo, por ejemplo para nosotros los padres que a veces nos sentimos
confundidos sobre algunos temas de crianza, alimentación y otros podemos
encontrar respuestas e ideas en la web. También se constituyen en una
herramienta muy útil para la escuela, la universidad y el trabajo y ni qué
decir para el entretenimiento y el relacionamiento con familiares y amistades
que se encuentran lejos; además que en un futuro más cercano de lo que creemos
si no sabemos usar éstas nos aislaremos del resto del mundo y podremos pasar
por los nuevos analfabetas tecnológicos. Pero no por esto debemos dejar que su
uso indiscriminado nos aísle de las personas que queremos, de las que están
física y emocionalmente junto a nosotros. Para esto dentro de casa será
importante plantearnos límites de uso, un consejo interesante que leí fue tener
contenedores de celulares, donde todos los de la familia dejen allí su aparato
a la hora de comer o en un momento familiar.
Entonces debemos aprender y
enseñar que el buen uso de las nuevas tecnologías no tienen que interferir en las
relaciones familiares y amistosas, por lo que debemos priorizar pasar más
tiempo en familia, conversando, paseando, viendo una película, haciendo
deporte, jugando algo juntos, en vez de publicar cuánto nos divertimos y amamos
en nuestra familia. Tratemos de salir con amigos a pasear, comer y divertirnos
sin tener la necesidad de publicarlo, volvamos a disfrutar de la vida y de las
cosas simples como una tarde de sol en un parque, de jugar con las mascotas, leer
un buen libro y muchas otras más que nos hacen humanos y las que en realidad
nos ayudan a ser verdaderamente felices.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario