martes, 22 de agosto de 2017

El Abandono deshumanizador



Esta semana la noticia de un bebé encontrado en una bolsa negra, entre la basura que recogen los trabajadores de la Empresa Municipal de Aseo me consternó y más al saber que el pequeño había fallecido a causa de un golpe; es cierto que no es el primero ni será el último niño abandonado por sus padres, sin embargo lo duro de las circunstancias en las que fue echado como basura me tocó el corazón, seguramente también porque yo soy madre de un bebé de meses. El abandono de recién nacidos es una noticia que se repite a lo largo de todo el año, pero sólo aquellos que son dejados en las vías públicas son visibilizados por los medios y no así los que son abandonados en hospitales o en casas cuna, estos niños y niñas son los que sólo engrosan las estadísticas de las instancias públicas que se encargan de estos temas.

Entonces me puse a reflexionar sobre el abandono, especialmente el de un recién nacido y después de leer varios artículos al respecto llegué a la conclusión de que este abandono es un acto deshumanizante tanto para el progenitor como para el bebé. Primero la que abandona probablemente fue abandonada, tal vez no en las mismas circunstancias pero sí por su pareja o por su familia y amigos quienes la dejaron sola y sin protección ni contención, especialmente emocional como afectiva durante su embarazo y en el momento de dar a luz a un nuevo ser, lo que la llevó a tomar esta decisión extrema. Es así, que en estas circunstancias, arrancar del  seno materno a un ser que  sentimos crecer durante meses en nuestro interior nos deshumaniza y lo digo sin la más pequeña intención de juzgar a quienes lo hicieran pues cada persona lleva en su corazón sus heridas, sus cruces y por tanto las razones de sus actos y nadie más que ellas las entenderían.

Por eso quiero concentrarme en la forma en la que se deshumaniza el bebé. Como dije antes después de leer la noticia - por demás trágica - me puse a pensar en el futuro de este pequeñito si no hubiera muerto, futuro como el de muchos abandonados que se encuentran en casas cuna, en hospitales y otros centros.

Primero ingenua o ignorantemente me imaginé que el acto de abandono, no podría afectar psicológicamente a un recién nacido porque creí que no lo recordaría, pero en mi búsqueda de respuestas científicas sobre el tema y contrastando con lo que viví y vivo todos los días con mi hijo de cinco meses me di cuenta que no es así, que la seguridad es una necesidad básica para ellos pues la voz y el latido de corazón que escucharon durante el tiempo en el que estuvieron en el seno de su madre es el mismo que buscan al nacer y si no lo encuentran se sienten desamparados.

Debemos estar todos consientes que para un bebé la madre es la primera fuente de bienestar cuando cubre sus necesidades básicas y de sufrimiento cuando le falta, por tanto al ser abandonado se rompe el primer vínculo humanizador que tiene el recién nacido, así los bebés abandonados sufren una muerte espiritual y mutiladora porque no diferencian su cuerpo con el de la madre y esto los condena a una futura soledad psíquica y a múltiples problemas en su desarrollo normal en la etapa de la niñez llegando a ser los más preocupantes el aislamiento, la depresión, la baja autoestima y hasta el autismo.

Este hecho fue confirmado ya a finales de la Segunda Guerra Mundial, por médicos alemanes que descubrieron que los bebés huérfanos presentaban un alto índice de mortalidad a pesar de los cuidados y alimentación que se les proporcionaban, mismo que se redujo cuando todo el personal que los cuidaba fue exhortado a pasar un tiempo llevando a los bebés en brazos, brindándoles ese contacto y calor humano que necesitaban.  


La conclusión a la que llego después de esta reflexión que consternó mi corazón es que no hay ni habrá nada que reemplace el amor de una madre para un niño y por tanto la contención y la vida familiar es imprescindible para formar seres humanos felices y seguros de sí mismos. Debemos, como sociedad pensar más en los niños no sólo cuando leamos o nos enteremos de estas alarmantes noticias, para lo cual la prevención remota debe empezar con nuestros hijos porque si ellos se sienten seguros y amados en sus hogares, viven la experiencia de una familia feliz que se apoya en todo momento será menos probable que tomen la decisión de abandonar a un hijo.

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