sábado, 12 de agosto de 2017

Ver el mundo con ojos de mamá



En un artículo anterior describí lo difícil que puede convertirse la labor de ser madre, ahora complementando la visión de la maternidad quiero compartir con ustedes lo maravilloso de este oficio, porque como dicen no todo es color rosa, pero tampoco todo es negativo. A pesar de que como madres podemos vivir momentos difíciles; existen otros, maravillosos, llenos de amor y alegría, las satisfacciones también son parte de nuestro día a día, como cuando consigues sintonizar con tu hijo para realizar sus tareas y vamos aprendiendo juntos, especialmente tú vas desarrollando tu  paciencia y aprendes que cada niño tiene su forma y tiempo de aprender, o cuando te dicen que te aman de la luna al sistema solar 390.543 vueltas y se vuelve tu caballero protector, o como cuando tu pequeño se ríe de la mueca que le hiciste y la disfruta más que cualquier cosa, o que cuando llora sólo te busca a ti para calmarse o que sólo duerme tranquilo y feliz entre tus brazos. Todas estas experiencias son las que te regala la maternidad y hacen que tu vida nunca vuelva a ser como antes.

Por todo esto y más la maternidad es una experiencia única y que cambia definitivamente tu vida, cuantas veces vuelvas a ser madre. Personalmente mis dos experiencias han sido procesos en los que he aprendido tal vez más que en toda mi vida anterior. Lo más importante que aprendí en las dos ocasiones que fui madre son las diferentes formas en las que puede expresar y vivir el amor un ser humano. Las formas más hermosas que vivimos a diario las mamis son el desprendimiento absoluto por otro ser fuera de nosotros, pudiendo entregar la vida si fuera necesario; también la preocupación y la necesidad que tenemos todas de enseñar a amar así a nuestros hijos, no solo a nosotras y a su familia sino a todos a su alrededor.

Ser madre dos veces también me enseñó o tal vez debería decir que me confirmó que las mujeres podemos ser más fuertes de lo que nosotras mismas nos imaginamos y esto no es sólo una creencia, leí artículos donde la ciencia explica cómo existen hormonas que regulan los vínculos afectivos, cuyo efecto más sorprendente es el gran desarrollo del área de protección y de eficiencia y ahí se me vienen a la mente muchas historias en las que madres murieron salvando a sus hijos. Este valor también es muy importante en los momentos de crisis, que debo decir son muchos,  aquellos en los que sentimos no poder más, pero volvemos a pesar de todo porque nuestra vida ya no tendría sentido sin nuestros pequeños.

En lo práctico, también aprendí  a ser más efectiva y productiva. Una madre ya sea que trabaje o se quede en casa tiene millares de cosas que hacer y que están bajo su responsabilidad, lo logra a través del aprendizaje de cada día y de la necesidad diaria, priorizando lo urgente sin olvidar lo importante como toda una directora de una transnacional. Por eso es que como madres tenemos la capacidad de cuidar al hijo pequeño mientras acompañamos a hacer las tareas al mayor y en medio tenemos que cocinar o limpiar o tal vez hacer otro trabajo para clientes fuera de casa.

Algo hermoso que aprendí al ser mamá y que ahora nuevamente siento con intensidad es a ser más empática con los demás, pienso que ser madre te da mayor sensibilidad no sólo con otros niños, que a mí me pasa a menudo, pues puedo ver los ojos de mis hijos en cada uno de los pequeños con los que me encuentro, sintiendo una gran ternura por ellos; así pienso que la maternidad nos regala una bondad que antes no experimentábamos por diversas razones, quizás especialmente porque antes éramos más egoístas y es a través de esta bondad por la que podemos entender a los demás de una forma más profunda y espiritual no sólo a través de las palabras sino especialmente por lo que no se dice  porque es así cómo entendemos a nuestros bebés cuando ellos no pueden hablar.


En conclusión la experiencia de ser madre, al enseñarnos valores que nos muestran cómo  ser felices con la felicidad de los demás, cómo poder vivir plenamente a través de nuestros propios sueños pero además a través de los sueños de los hijos, esta situación tiene como consecuencia que podamos ver al mundo de forma diferente, probablemente con más bondad y por tanto nos convierte en mejores seres humanos y eso es lo que nos toca transmitir de vuelta a los pequeños porque éste puede ser el mejor y el más grande legado que podemos dejar en este mundo.

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