sábado, 12 de agosto de 2017

Trabajar para ser felices



La frase de Ernesto Sábato que me inspiró para escribir el artículo de esta semana, dice “Sólo lo que se hace apasionadamente merece nuestro afán, lo demás no vale la pena”, es así que con certeza puedo decir que la mayoría de los trabajos que  tuve tenían esta característica, es decir apasionarme, a tal punto que en uno de ellos, cuando trabajaba en la Fundación Pachamama para ser precisa, mi esposo y yo tuvimos que ponernos la regla de no hablar  sobre trabajo en la casa, porque nos gustaba tanto que se había vuelto tema de conversación a todas horas, buscando la mejor manera de afrontar el cargo. Este apasionamiento que uno logra descubrir en lo que hace es una de las más grandes bendiciones y lamentablemente no todos pueden experimentarla por diferentes razones.

Es una realidad que uno escoge su trabajo por diferentes razones, en países como Bolivia, debido al contexto económico en el que vivimos donde las oportunidades de trabajo no son las mejores y que más bien la economía informal es la predominante; muchas veces la elección se tiene que limitar a lo que pueda redituarnos como para poder sobrevivir. No obstante, no deberíamos quedarnos ahí, nuestro gobierno no debería quedarse ahí porque sólo cuando los ciudadanos trabajen en lo que realmente les hace felices, el país encontrará el camino más corto hacia un verdadero desarrollo.

Estoy segura que uno debe dedicarse o trabajar en lo que verdaderamente le apasiona porque sólo así la labor diaria más que un deber se convertirá en un placer, lo que a su vez repercutirá a que seamos cada vez más productivos y eficientes en cualquier labor en la que decidamos desenvolvernos. Soy consciente que no siempre es posible, especialmente cuando uno tiene una familia que mantener o como hijos ayudar en la subsistencia; pero es nuestro deber encontrar formas de alcanzar los sueños que anhelamos; y más importante aún hacer que el día de mañana nuestros hijos sí trabajen con gusto y no solo por necesidad, pera esto dependerá de nosotros en gran parte al guiarlos y acompañarlos a escoger un oficio o profesión que sea su vocación y los apasione.

Por tanto, un aspecto fundamental para lograr escoger lo que a uno le hace feliz es la vocación, es decir aquella inclinación o interés que sentimos en nuestro interior desde pequeños por una forma de vida o trabajo determinado o tal vez lo que nos vemos haciendo por el resto de nuestra vida. Aquí es importante tener la mente abierta, especialmente si somos padres, porque ha pasado y seguirá pasando que como progenitores tenemos el sueño que los hijos sigan nuestros pasos o sean lo que nosotros no pudimos ser y por tanto cuando ellos manifiestan intereses que no están dentro de nuestras expectativas tratamos de disuadirlos en sus decisiones. A veces los padres solo deseamos que ellos sigan una carrera universitaria,   y si escogen carreras técnicas u oficios artesanales, religiosos y artísticos nos parece que estarán desperdiciando su vida, sin saber que ése puede ser su verdadero camino hacia la felicidad.

Otro aspecto importante en la búsqueda del trabajo que nos haga felices es que muchas veces buscamos hacer sólo cosas extraordinarias, está bien tener grandes sueños, desear ganar premios, ser los más reconocidos, pero no podemos basar la elección de lo que haremos el resto de nuestra vida sólo en estos anhelos, pienso que la felicidad radica en hacer hasta las cosas más simples de forma extraordinaria y eso se logra solo cuando hacemos todo basados en el amor y el servicio hacia los demás, por eso todo lo que hacen las madres cada día por nosotros son pequeños milagros que sólo los apreciamos cuando somos grandes; cuando un artesano crea un objeto hermoso y práctico como un zapato que ayudará a caminar bien a alguien que tenga un problema en los pies y así podríamos ir nombrando más y más ejemplos.


Por tanto creo que es importante que no dejemos que el consumismo, el individualismo y la ambición sean los que marquen nuestro norte y definan en  que vamos a trabajar o nuestra forma de vivir, sino más bien que el horizonte a seguir esté guiado por valores como la solidaridad, el servicio a los demás y el bien común. Así lograremos ser felices con lo que hacemos y lo más importante hacer felices a los demás con nuestra labor cotidiana.

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