martes, 22 de agosto de 2017

¿Por qué son importantes nuestros padres?





La noticia que me impactó como a muchos la semana pasada fue aquella que contaba cómo una hija y su esposo habían retirado del hospital a su madre que estaba desahuciada por los médicos pero que no había fallecido aún. Uno pensaría, como sería lógico, que la llevarían a su casa para que pueda pasar sus últimos minutos de vida junto a sus seres queridos, pero no fue así la trasladaron directamente a una sala de velatorios donde esperaban que muera; como siempre la vida nos trae sorpresas o enseñanzas en realidad, la madre no muere y sufre muchas horas en un lugar no apto para su estado.
Esta triste historia me hizo pensar en una pregunta ¿por qué son importantes los padres en nuestra vida? Tal vez parezca una pregunta con una respuesta muy obvia, pero quiero que me acompañen a reflexionar en ella. Tal vez encontremos algo más de lo que nos imaginamos y podamos entender lo que estas personas hicieron.

En primera instancia los padres son los que nos dan nuestra identidad, es decir el saber de dónde venimos, pero también gracias a ellos se fortalece o no nuestra autoestima; nos enseñan a amar y ser amados, por sus enseñanzas, sabemos qué está mal y bien; en muchas ocasiones heredamos o aprendemos las mejores virtudes y los peores defectos. Gracias a su ejemplo sabremos cómo queremos constituir la propia familia; pero principalmente son los que nos darán la certeza o no de que podremos conseguir todos los sueños que anhelamos.

En muchos casos, lamentablemente también es cierto que nuestros padres son los que nos dejan los mayores temores e inseguridades ya sea por su ausencia, abandono, falta de cariño, abuso, violencia y otros.

No obstante pienso que tampoco  podemos dejarles toda la responsabilidad de la vida futura a ellos, es cierto que nos dan las bases,  pero no son los que tomarán decisiones cuando seamos mayores. Depende de nosotros cómo llevemos adelante el camino que nos tracemos, está en nuestras manos superar todo lo negativo de nuestro pasado; también nos toca la responsabilidad como hijos tratar de entender lo que tuvieron que pasar ellos por nosotros y comprender también que como todo ser humano cometieron errores, que nos afectaron profundamente quizás, pero que el ser padre es una responsabilidad tan grande que no todos estamos preparados.

Pienso que esto es más fácil de entender cuando nos convertimos en padres, y tenemos en nuestras manos la vida, el desarrollo emocional y físico de los hijos, toda decisión que tomemos afectará positiva o negativamente y a veces nos sentimos tan inseguros de lo que hacemos y  no tenemos la menor idea de cómo reaccionar frente a algún acontecimiento o  problema.

Definitivamente no es sencillo ser padre o madre, pero algo que estoy aprendiendo con mis hijos es que no está mal equivocarse, lo importante es admitirlo, disculparse y aprender lo más que pueda de ese error, así tenemos la oportunidad de enseñar a nuestros pequeños que no tenemos que ser perfectos, que no está mal equivocarse, saber perdonar, pedir perdón y aprender de nuestros errores.
Por todo esto, las relaciones entre hijos y padres tampoco son fáciles, mientras vamos creciendo, la imagen que tenemos de nuestros padres se transforma de héroes a personas que no saben nada, o que no entienden ya sobre la vida actual y quieren que vivamos a su manera y ellos por su parte nos ven transformarnos de dóciles niños a rebeldes adolescentes e incontrolables jóvenes. Deseando desde el fondo de su corazón que no cometamos los mismos errores que ellos cometieron, porque en cada una de nuestras caídas ellos sufren el doble y lo más importante es que encontremos felicidad y  estabilidad financiera para que puedan quedarse tranquilos cuando ya no estén junto a nosotros.


Por todo lo expuesto aquí, a pesar de cualquier problema o crisis que tengamos con nuestros padres, no podemos dejar de respetarlos, de agradecerles por la vida que nos dieron, incluso por sus errores porque sin ellos no seríamos las personas que somos. Es nuestra responsabilidad como hijos, como seres humanos cuidarlos, propiciarles una vida tranquila, segura y llena de cariño en sus últimos años y no dejarles abandonados en hospicios sin visitarles, o esperar su muerte para estar más tranquilos, porque cuando nos falte nuestra madre o nuestro padre no tendremos a nadie más que nos ame tan desinteresadamente, porque como vimos, ni nuestros hijos pueden hacerlo.

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